Opinión

¿Podremos cambiar a México?

Por Ramón de la Peña


Les tengo que decir estimados lectores, que a mí me gustó mucho el sueño que nos presentó el presidente Zedillo al final de su segundo informe de gobierno: “Convoco a los mexicanos, a todo hombre y toda mujer, a todo joven y todo adulto para sumar su talento y su energía en esta nueva etapa.  Los convoco a que con el ejemplo de las generaciones que han construido el México de hoy, construyamos ahora un México mejor para todos.  Un México en el que las leyes sean cumplidas y aplicadas a todos por igual.  Un México plenamente democrático, con elecciones justas y limpias, y en el que los conflictos se resuelvan conforme a la ley y mediante el diálogo. Un México con una economía productiva, capaz de generar los empleos que necesitamos y de distribuir equitativamente sus frutos. 

Un México en el que cada niño y cada niña tengan alimentación adecuada, reciban educación de calidad y atención oportuna para su salud.  Un México en el que cada familia habite una vivienda digna con buenos servicios básicos.  Un México en el que tengamos seguridad en nuestras personas y nuestros bienes; en el que confiemos unos en otros y en el que las autoridades sepan ganarse el respeto de todos.  Un México generoso en oportunidades para todos".

¿Qué tan posible es aterrizarlo en acciones y programas concretos?  Imposible si no lo queremos y un poco menos imposible si no seguimos la recomendación del propio presidente Zedillo: “Edificar ese México está en nuestras manos, pero exigirá tiempo y esfuerzo.  Exigirá, sobre todo, perseverancia y unidad.  Unidos por el esfuerzo de todos y creyendo firmemente en nosotros mismos, iniciemos una nueva etapa para construir un México más respetado en el mundo.  Unidos, confiando en la fuerza de nuestra historia y de nuestro destino, hagamos de México la gran nación que merece ser.  Unidos, construyamos cada día el México próspero y justo que sea orgullo de nosotros y de nuestros hijos". 

Al reflexionar sobre este sueño planteado por el presidente Zedillo luce como un excelente sueño para que, en este tercer centenario de nuestra historia lo tomemos como nuestro y lo aterricemos, todos, en acciones y programas concretos.  Efectivamente este sueño será posible si lo hacemos nuestro sueño, y si unidos todos en un esfuerzo nacional –generosamente, sin dobleces, sin complejos, sin intereses personales o de grupo– pasamos del sueño al hecho, del dicho al hecho.

Hace ya buen tiempo leí un estudio realizado por un grupo de expertos nacionales y extranjeros sobre el futuro de México y los cuatro escenarios más factibles que ellos veían para nuestro país. Fue un estudio reportado en el Periódico Reforma.

En este estudio presentan cuatro posibles Méxicos:

1. Un México con alto crecimiento económico con equidad: Un rincón cerca del cielo

2. Un México con alto crecimiento económico con inequidad e inseguridad, además.: Nosotros los pobres, ustedes los ricos.

3. Un México con bajo crecimiento económico, pero con equidad: Mentiras piadosas

4. Un México con bajo crecimiento económico con gran inequidad e inseguridad: Los olvidados. 

¿Qué México prefiere usted, qué México nos espera si no hacemos nada, qué México estamos viviendo?  Yo me temo que, si no hacemos nada, los dos únicos posibles escenarios serán:  El de nosotros los pobres y ustedes los ricos o El de un México de olvidados, últimamente empieza a aparecer y fortalecerse el México de los olvidados, el México de esos millones de muchachos que ni estudian ni trabajan, el México de la gente en rezago educativo, el México de los lastimados, el México de los salarios bajos. 

 Recuerde estimado lector que al futuro se puede llegar de tres maneras: Sin hacer nada; Resolviendo problemas; o Motivados por un sueño.  A mí me gustó y me gusta mucho el sueño del presidente Zedillo. . . pero hasta ahorita lo único cierto del futuro es que éste llegará irremediablemente.  ¿Qué México preferiría usted? pero sobre todo ¿estamos dispuestos a trabajar para tener un mejor México, el rincón cerca del cielo? ¿porque no?