Opinión

¿Se podrá transformar una crisis en una oportunidad?

Por Ramón de la Peña


La palabra crisis nos indica que existe inestabilidad política, económica, social, familiar o personal. Por un lado, pone en jaque nuestra tranquilidad, pero sobre todo puede crear miedo y ansiedad ante la crisis. Sin olvidar claro, que el miedo nubla la inteligencia e inhibe y frena las iniciativas para vencerlo.

Sin embargo, para salir de la crisis tenemos que implantar cambios radicales.

Una historia que leí en Internet nos pregunta: "¿Qué hubiese pasado si Neville Chamberlain se hubiese enfrentado con más determinación a Hitler en vez de contemporizar con su política expansionista cediendo a la mayor parte de sus exigencias a raíz de su política exterior del apaciguamiento? ¿Qué pasaría si un mandatario, en vez de negar una crisis, advirtiese a la opinión pública de lo que se avecina y de las medidas a corto, medio y largo plazo que deberán adoptarse y del costo social y económico que conllevarán?", efectivamente estimados lectores el miedo nubla la inteligencia e inhibe y frena las estrategias para vencerlo.

Al reflexionar en el impacto negativo que tiene el miedo, sobre todo en los líderes políticos, empresariales, familiares y sociales, recordé un mensaje que recibí de Katchumo, mi asesor en Santa Catarina, quien me dijo: Aunque la palabra galimatías es usada para describir un lenguaje embrollado, y se le adjudica a las personas que presentan sus ideas y argumentos de una manera poco clara y congruente, no cree usted Don Ramón, que lo que está ocurriendo en el comportamiento de algunos líderes se puede etiquetar como un comportamiento galimático.

Ante mi cara de no te entiendo, Katchumo continúa diciéndome, hace tiempo un amigo sacerdote me pasó un folleto con ciertas reflexiones para el mes de abril y me impactó mucho la que aparece para el 17 de abril del año pasado, la cual se inicia con una pregunta: ¿cómo reaccionas ante las dificultades de la vida? Y su respuesta la hemos visto en un buen número de eventos y personas en los últimos tiempos: “Posiblemente sea la reacción del miedo la experiencia más común de los humanos ante el mar encrespado de las dificultades. Suele ser espontánea y casi inevitable. El peligro asusta y acobarda. Ante cualquier peligro sentimos como si se abriera la tierra debajo de los pies. Con su llegada, nos abate la desesperanza y nos abandonan las fuerzas para seguir”.

Y concluye con dos comentarios que todos deberíamos de tener y tomar en cuenta, a la hora de tomar decisiones ante una situación crítica, en especial los responsables de dirigir organizaciones, municipios, estados y países: “Es normal que el miedo esté presente en nuestra humanidad dolida. Pero, no hay peor camino para equivocarse que el que juzga y construye desde el miedo. Si el pánico paraliza el cuerpo del que lo sufre, paraliza también su inteligencia”.

Para lograr los cambios necesarios ante una situación de crisis es necesario que las personas responsables de definir e implantar los cambios tengan el coraje o valentía necesaria para llevar a cabo las acciones necesarias a pesar de todos los impedimentos, miedos y barreras.  Sin olvidar estimado lector que el coraje y la valentía son como un músculo de liderazgo, mientras más lo ejercitemos, más lo fortalecemos.

En este momento de mi charla con Katchumo, me preguntó ¿Usted cree que los líderes que tenemos en nuestro país han estado fortaleciendo su musculo de liderazgo o se les ha estado debilitando a causa de su poco uso? Sobre todo, termina Katchumo, "Para mí el coraje es una fuerza impulsora muy importante para otros músculos necesarios para tener un liderazgo pleno: la honestidad, la responsabilidad, la compasión con los que menos tienen pueden y saben, la confianza y la humildad. ¿Usted qué opina estimado lector? pues para mí los mal llamados líderes que no tienen ese coraje y valentía para enfrentar las crisis no son auténticos líderes.