Opinión

Exterminio 1,6 (Capítulo sexto)

Por Alejandro Mier


Oswaldo Ornelas estaba cabalmente consciente de que, aunque su plan de exterminar a 6 mil millones de seres humanos en la búsqueda de volver a nivelar la calidad de vida en el Planeta Tierra estaba muy cerca de alcanzar la meta, ahora es cuando más peligro corría su propia vida. Se había convertido en el hombre más buscado del mundo. Tenía una enorme horda de enemigos que pagarían cualquier precio por su cabeza, incluyendo a varios de los presidentes más poderosos quienes desde un inicio no habían comulgado con su plan o su pueblo había sido víctima del exterminio humano. Es cierto, Ornelas había extirpado lo peor de la especie humana: asesinos, narcotraficantes, bandidos, terroristas, radicales, reos, enfermos terminales, pandilleros y hasta la gente cuyas paupérrimas condiciones de vida eran infrahumanas, pero también era una realidad que eso lo había convertido en el hombre más odiado.?

Las jornadas de los últimos días apenas y lo habían dejado dormitar por instantes y ello, aunado a la estresante entrevista y muerte del "Pescado", el narcotraficante más poderoso del orbe, lo tenían completamente exhausto.?

Por el momento, debía acudir a su cita con Tourant Le Marc, el Presidente Mundial, ya que el discreto Secretario Particular, Adriano Pompozzi, le había instruido rendir cuentas a los bloques aliados del plan Exterminio 1,6, sin embargo, hizo una escala en un apartado hotel para tomar una ducha y recostarse aunque sólo fuera un momento. Ansiaba un relajante baño de tina pero el agua caliente era un lujo prácticamente extinguido; el enclenque chorro de agua no le alcanzó a desenredar el nudo en que estaba convertida su espalda, hombros y cuello. Se sujetó una toalla por la cintura y cerrando los ojos, se recostó unos segundos en la almohada.? De pronto, de un teléfono empezó a escucharse la canción "Por ti me casaré" de Eroz Ramazzotti y angustiado lo contestó ya que era un número privado que le había dado a Marian con la advertencia de llamarlo exclusivamente en caso de peligro inminente y al cual ella misma le había cargado esa melodía.?

–¡Hola! ¿Marian, amor?

–Os, ¡Cariño, soy yo, tu niña!?

–Pequeña, pero qué pasa, ¿estás en peligro? ¡Dímelo!?

–¡Sí, tienes que venir ahora mismo!?

Os ni siquiera colgó el teléfono, salió a toda velocidad en busca de su amada y en menos de dos horas ya estaba con ella en el refugio secreto. En cuanto la vio, ambos se abrazaron con frenesí y mientras lloraban no cesaron de acariciarse. "Ya, ya, mi niña, todo estará bien, Os está contigo y no permitirá que nada le suceda a su princesa", le susurraba al oído.?

–Amor, es que mi instinto me dice que algo grave esta ocurriendo en el mundo y yo simplemente no lo sé porque en este lugar que me enviaste no me dejan salir y nadie me dice nada de lo que pasa en el exterior. ¡Además! ¡Mi uña! ¡Se ha roto hasta la raíz y me hace ver horrenda! Pero, no me mires, no tú, por favor, ni siquiera está pintada...?

Si Os alguna vez en su vida hubiera visto el puchero de un bebé, lo habría identificado en el labio inferior arqueado y los ojos humedecidos de Marian.?

–Cariño –continuó Marian– tengo mucho miedo de que algo nos pase. Lo de mi uña es un mal presagio, tú bien sabes que desde niña cuando se me llegaban a trozar era porque algo grave se avecinaba. ¡Dime de qué se trata!?

Os la consolaba sobando sus largos mechones pelirrojos que delineando ondas se deslizaban por su blanca espalda hasta llegar a la abismal curva de su cintura.?

–La última vez que una uña se me quebró, fue el día que mi padre nos abandonó, –gritó desesperada Marian–, ¡Tú lo sabes Os! ¡Algo esta pasando en el mundo y nadie me lo quiere decir! Vamos Os, dile a tu nena la verdad, ¿acaso todos moriremos? Y tú, ¿qué estás haciendo? ¿Cuál es esa misión tan secreta que tienes? ¿Por qué te desapareces semanas enteras de manera tan sospechosa? Os, cariño, ¡dime que no estas haciendo nada malo! ¡Anda, júramelo!? –Y luego, con el llanto apagado y casi en silencio, sentenció: –se dicen cosas terribles de ti, Os… si fueran ciertas, si en verdad eres ese ser abominable, yo… yo… ¡yo simplemente sería incapaz de estar contigo!

Mientras Marian seguía hablando, Os ni siquiera la escuchaba, tan sólo deseaba hacerle el amor, poder fundirse en cuerpo y alma y después dormir abrazados hasta olvidarse, aunque sólo fuera por una noche, de los estúpidos problemas del mundo. Así es que le dijo "ajá" para que tomara aire y pudiera continuar con su perorata y a continuación se concentró en besar cada poro de su cuerpo. Palmo a palmo, comenzando por las tersas y largas piernas; después cabalgó por sus caderas hasta llegar a la zona íntima en cuyas aguas de manantial sació sus desenfrenadas ansias; los suaves quejidos de Marian lo invitaron a escalar dos montañas para conquistar su rosada cúspide y perderse en ella; el cuello, su sonrojado rostro; cerró con su boca los destellantes ojos azules; lamió cada uno de sus poros y toda, absolutamente toda su piel fue humedecida por su lengua. Para Os, Marian era la representación misma de la perfección de la naturaleza, la materia más brillante y pura del universo. Pensaba en su imagen como el estandarte de amor y bondad que ahora debía representar al mundo. Y prosiguió incontenible besándola, olfateando toda su esencia, no quería dejar virgen un solo rincón de su ser. Porque la deseaba como a nada más, pero también porque si moría, de ninguna manera dejaría intacta para nadie ni una millonésima célula de Marian. No señor, toda Marian, sería todo Oswaldo Ornelas eternamente. Tomó su cara entre las manos y sin poder resistirse quiso nuevamente refrescarse con sus labios, cuando quedó petrificado al descubrir que unos soldados enemigos tenían rato espiando la erótica escena y ahora, haciendo ademanes obscenos, miraban la magnánima silueta desnuda de Marian. "¡Malditos! ¡No se atrevan a poner su asquerosa mirada sobre mi Marian! ¡Morirán! ¡Cada uno de ustedes morirá!" Les gritó desesperado pensando que todo había llegado a su fin para ambos... los soldados terminaron de derribar la puerta de la fortaleza y pusieron un rifle en el rostro de Os mientras dos negros descomunales y un blanco se abalanzaban sobre Marian cual hambrienta jauría. ?

–Os, –suplicó Marian con su carita de niña de ocho años–, ¡no dejes que me toquen! ¡Mira mi uña, está rota! Te lo dije, algo esta pasando en el mundo... su voz fue cortada por una despiadada bofetada del soldado blanco que la tenía sometida boca abajo, enterrando su rodilla en la espalda. Os, se arrojó hacia él implorando... "¡Nooooooooo!" Y su sobresalto fue tal que lo hizo despertar en la suite con la toalla aún amarrada a la cintura y el resto del cuerpo completamente empapado de la espeluznante pesadilla. Su ser temblaba, tenía fiebre ocasionada por el miedo extremo al que su inconsciente lo había sometido. Vaya sueño, pensó. Después, miró su reloj y se dio prisa para llegar a tiempo a su cita con Tourant Le Marc.??

–Ornelas, antes de comenzar con el reporte del Exterminio 1,6, explíquenos de inmediato ¿qué significa toda esa gente reunida en la plaza pública? ¿Quienes son y por qué están ahí? –Interrogó un consternado Le Marc haciendo gala de sus dotes artísticos ya que los presidentes de los principales bloques aliados del mundo observaban la escena, algunos presencialmente y el resto por video conferencia.?

–Sr. Presidente, son seres humanos ejemplos del mal.

–Pero, ¿hasta las mujeres, ancianos y jovencitos son culpables??

–Todos por igual, incluso varios de ellos conforman familias de bandas dedicadas al secuestro en la que los hombres efectúan el plagio, las mujeres negocian y alimentan a las víctimas, mientras los jóvenes sirven de señuelo o vigilan los alrededores. Por supuesto, la gran mayoría de sus plagiados, a pesar de que la familia llegaba a pagar el dinero convenido, terminaron asesinados. Y aquellos ancianos y ancianas, ¿los ve disimulando ser la inocencia personificada? Pues son, ni más ni menos que cabecillas de la que ellos llaman la "Religión de Paz", en la que todos los días se pueden leer decenas de historias de hombres de esta secta matando a sus propias hermanas, esposas e hijas con el pretexto de defender su "honor". Estos tipos se dicen sentir ofendidos y asesinan a musulmanes, a cristianos y a judíos porque ellos no son "creyentes". Queman escuelas para niñas; lapidan a víctimas de violaciones, a adolescentes condenados a muerte por "adulterio". E imagine, Sr. Presidente, hasta donde llega la retorcida mente de estas bestias que mutilan los genitales de las niñas pequeñas y todo porque su Dios y ley así "lo dicen".?

En la sala se escuchó un clamor de desaprobación emanado de los semblantes indignados de los aliados.?

–Y el otro grupo, son bandas dedicados a la prostitución infantil y el tráfico de órganos humanos. Secuestran a infantes para ser vendidos al mercado internacional del sexo; o adultos, sobre pedido, para extraer sus órganos y negociarlos con gente pudiente.?

–Terrible ejemplo de un puñado de nuestra raza, –dijo Cannus, el presidente de la región norte de Europa–, ¿cuál será su castigo??

–¿Ve usted, Sr. Presidente Cannus, toda la gente que los rodea? Son los familiares de sus víctimas y les hemos dado la libertad de hacerse justicia a placer. Al parecer querían prenderles fuego, pero les pareció una opción que acabaría muy pronto con ellos y sus almas no alcanzarían a sufrir lo suficiente como para arrepentirse de sus actos, así que seguramente les darán una muerte lenta y dolorosa, ¿cuál? Me parece que no será un espectáculo agradable, –concluyó Ornelas apagando la transmisión.?

–¡Suficiente! –Aseveró Le Marc–. Pensaba en ese momento dar la señal para que apresaran a Ornelas cuando el mismo Capitán Rogers, aquel corpulento hombre de color que en la primera reunión amonestara a Ornelas a causa de su habano, cogió por la espalda a Tourant Le Marc y le dijo con firmeza, –lo siento Sr. Presidente, pero está usted detenido. Simultáneamente, algunos de los presidentes que observaban la video conferencia desde sus guaridas, corrían con la misma suerte.

–Pero, Ornelas, ¡qué pasa aquí! ¡Esto lo pagará muy caro! –Amenazó Le Marc.?

–Usted lo sabe mejor que nadie Sr. Presidente y la instrucción de Exterminio 1,6 firmada por todos los presentes, incluyéndolo a usted, no señala cláusulas de exclusividad. Me encantaría no tener que proceder, pero sus antecedentes no nos dejan opción. En ese momento, en las pantallas de todos los líderes aparecieron imágenes atroces de Le Marc y el resto de presidentes apresados en las que se constataban los crímenes y abusos que habían cometido con sus respectivos pueblos en el pasado.?

–¡Llévenselos! –Instruyó Ornelas al Capitán Rogers.?

–Señor, –preguntó el guardia–, ¿debemos guardar algún tipo de consideración con ellos a la hora de ejecutarlos??

–¿Algo así como "consideraciones diplomáticas" por su fuero? –Refutó intrigado Ornelas.?

–¡Exacto! –contestó el guardia pensando que su comentario había sido atinado.

–Me temo Capitán Rogers que sus pecados deben ser penalizados de manera ejemplar, más aún que la de los peores delincuentes. El pueblo confió en ellos y miren para qué usaron el poder. Que sus muertes sean públicas y que quede el antecedente para que a futuros líderes no se les ocurra cometer los mismos errores. Andando, Capitán, que el mundo entero vea su castigo.?

Acto seguido, Ornelas se dirigió a Adriano Pompozzi y estrechando su mano con entusiasmo le dijo, –ya me lo han informado y me llena de beneplácito porque su trayectoria es la más pulcra que he conocido, ¡felicidades!?

Los pocos asistentes que quedaban en la sala aplaudieron al ver a Ornelas abrazar a Pompozzi, el nuevo Presidente Mundial.

No te pierdas el esperado desenlace...

andaresblog.com.mx