Opinión

Síndrome de Otelo

Por Alejandra Meza


El síndrome de Otelo, que también es llamado delirio de celos monosintomático, recibe su nombre por el drama de William Shakespeare “Otelo, el moro de Venecia”, donde el personaje va elaborando un sinfín de sospechas sobre la supuesta infidelidad de su pareja hasta asesinarla y caer en suicidio.

Este relato describe cómo la obsesión y obstinación llega a destruir de manera dramática la capacidad de evaluar la realidad hasta llegar a un extremo en el que otras personas son perjudicadas. A continuación veremos las características de este trastorno delirante.

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Celos patológicos

Steve Wood es un hombre recién casado y que ha alcanzado ya la treintena. Cada vez que llega a casa se somete a un mismo ritual. Su mujer, Debbie, le espera en el sofá del salón con la mirada de desconfianza y un aparato electrónico en la mano. Sin pestañear ni mostrar ninguna señal de oposición, se somete al mismo proceso a diario: su mujer le hace pasar por un detector de mentiras.

Estamos ante “la mujer más celosa del mundo”, afirma la misma Debbie Wood, quien contrajo matrimonio con Steve Wood hace tan solo un año atrás. Esta es únicamente una de las muchas manifestaciones del síndrome de Otelo, un trastorno delirante basado en los celos.

Esta enfermedad se caracteriza por un comportamiento totalmente irracional. ¿Esto qué quiere decir? Que los celos van más allá de la explicación o razón real.

No importan las pruebas ni la lógica. El afectado por el síndrome de Otelo ve lo que quiere (o no quiere, más bien) ver. Normalmente la ilusión le provoca que detecte patrones en el comportamiento de su pareja que le llevan a pensar en un cambio de hábitos por su parte.

Hay quienes sufren por sentirse engañados y no poderlo demostrar, puesto que en la gran mayoría de casos son percepciones irracionales y totalmente fuera de contexto. La persona que experimenta el síndrome de Otelo da por sentado que es víctima de una conspiración y se siente traicionada por su pareja sentimental o por otros individuos que, de alguna forma, cree que le pertenecen.

Síntomas del síndrome de Otelo

Cuando hablamos del Síndrome de Otelo, normalmente los pacientes que lo sufren hablan “del otro”, sin que se tenga un rostro definido o unas características claras. Es “un fantasma”, una sombra indefinida con la cual la ilusión se recrea una y otra vez sin que haya ningún tipo de indicio real o una fuente clara de información.

La manifestación de los síntomas puede desencadenarse ante pequeñas variaciones en la vida cotidiana o los hábitos: cambiar la ropa de un cajón a otro, comprar una marca distinta de comida o retrasarse unos minutos en la hora habitual de la llegada. Todo esto desata los pensamientos delirantes y empiezan a aflorar los celos.

Desgraciadamente, el Síndrome de Otelo termina en numerosas ocasiones en violencia de género o incluso en homicidio. Así pues, ante los primeros indicios es conveniente tratar con un profesional.

¿Cómo reconocer el Síndrome de Otelo?

Algunos aspectos que caracterizan al síndrome de Otelo son los siguientes:

Incorporación de un tercero imaginario en la relación de pareja.

El sujeto no sabe cómo controlar sus celos porque no es consciente de su problema.

Está constantemente en situación de alerta y vigilancia con los hábitos de su pareja.

Percepción errónea de los hechos cotidianos de la pareja, relacionados con los celos. Buscan siempre justificación una situación de engaño.

Imposibilidad de controlar impulsos, pensamientos, percepciones falsas que se auto imponen.

Causas de este delirio

El síndrome de Otelo es una realidad cuyas causas son una mezcla entre biología y aspectos culturales que potencian la importancia del amor posesivo y basado en una fuerte exclusividad. De hecho, los celos patológicos que experimentan las personas con síndrome de Otelo encajan muy bien con el rol de persona dominante que vigila a su pareja sentimental y a los posibles competidores.

Sin embargo, por lo que respecta a las causas genéticas y bioquímicas presentes en el cerebro de quienes viven esta clase de delirios, seguimos sin tener mucha información sobre este fenómeno. Existen pocas evidencias sobre las razones fisiológicas detrás de este trastorno, pero no es exclusivamente una cuestión de comportamiento y de hábitos interiorizados a causa de la costumbre, al menos según las evidencias. Según las últimas investigaciones, los celos tienen un componente emocional basado en la autoestima.

Por otro lado, curiosamente, este fenómeno sucede también entre distintos animales mamíferos, donde la palabra “autoestima” deja de tener relevancia. si tuviéramos que darle una explicación biológica a los celos, probablemente sería una consecuencia de lo que ocurre cuando se lleva al extremo la búsqueda de la conservación de la familia o la descendencia, sumado al miedo a la pérdida.

Tratamiento

La psicoterapia tiene que enfrentar la conducta del paciente y ayudarle a ubicar la realidad más allá de sus falsas creencias acerca de la infidelidad de su pareja. Dicho proceso puede verse obstaculizado cuando el paciente no tiene ninguna consciencia de su enfermedad ni acepta la posibilidad de padecer el síndrome.

En algunos casos concretos, los fármacos antipsicóticos pueden ayudar a la recuperación del control de los impulsos. No obstante, el Síndrome de Otelo es una enfermedad muy compleja y que se necesita de terapia personal más que el mero consumo de medicamentos, que en todo caso deben ser consumidos bajo indicación y monitorización médica.

Además, al tratarse de pacientes extremadamente desconfiados, se recomienda la supervisión de un familiar para el apego al tratamiento, ya que con frecuencia no lo llevan a cabo de manera adecuada o como el psicólogo les recomienda. Son muy pocos los pacientes que acuden voluntariamente a consulta o querer someterse a un tratamiento. La gran mayoría persiguen rescatar la dañada relación con la pareja.