Opinión

Nosotros somos la diferencia

Por Ramón de la Peña


Siempre he creído que la diferencia en México está en nosotros, y que los mexicanos somos los únicos que debemos sacar este país adelante, en la dirección que nosotros consideremos más apropiada y con la velocidad que nosotros le podamos dar a ese cambio. Desde luego ese "nosotros" debe ser alguien especial para lograr hacer los cambios más fácilmente.

La descripción de ese "nosotros especial" fue el tema central de los primeros escritos que publiqué ya hace buen tiempo. Yo describía a ese "nosotros especial" como aquella persona que se prepara y estudia para saber y saber hacer mucho con lo que sabe, pero que también se comporta y actúa de una cierta manera como persona y como profesionista.

 De ese "nosotros especial" esperamos que sea responsable, trabajador, con espíritu de superación, innovador y emprendedor, para que así se destaque como un buen profesionista. Pero, por otro lado, esperamos que sea honesto, respetuoso de los derechos de los demás, de normas y reglamentos, para que así destaque como una buena persona. Efectivamente, ese "nosotros especial" es aquél que tiene hondas raíces que lo mantienen firme y al mismo tiempo alas fuertes que le permitan alcanzar las alturas.

Pero también resaltaba en esos primeros escritos que también ese "nosotros especial" debe ser una persona que se preocupa por su salud física, pues nuestro contenedor físico (nuestro cuerpo) es, sin duda, el automóvil más valioso que tenemos y que como tal lo debemos querer, cuidar y proteger. Así mismo, destacaba que nadie quiere trabajar con un erudito intelectual pero que al mismo tiempo sea un troglodita emocional, por lo que la salud emocional (Goleman le llama inteligencia emocional) es un factor clave para ese "nosotros especial".

 Finalmente, destacaba que es necesario que ese "nosotros especial" debe tener una gran fortaleza interior que lo haga mantenerse firme frente al embate de los problemas y de las tentaciones asociadas al poder.

Muy cierto me comentó Katchumo, mi asesor de Santa Catarina, pero también es necesario fortalecer la resiliencia en nuestro modo de ser y de actuar. Esto me recuerda, me dijo, una historia que quiero compartir con usted:

Hace mucho tiempo, un anciano general se dirigió a defender a su pueblo con su pequeño ejército frente a un invasor mucho más numeroso. Sus soldados estaban desmoralizados.

 Cerca del lugar de la batalla había un templo del que se decía que tenía la capacidad de vaticinar el futuro y conceder favores: las personas acudían allí para orar y meditar. Cuando se salía del santuario era costumbre lanzar una moneda al aire; si salía cara, se cumplían los favores que se habían pedido.

 El anciano general fue al templo y rogó ayuda de Dios para que fuese favorable a su ejército la batalla que iban a iniciar, a pesar de tener menos soldados que su enemigo. Al salir del templo, lanzó la moneda delante de sus soldados y salió cara. Sus guerreros, envalentonados, se dirigieron rápidamente a la batalla y contra todo pronóstico, la ganaron.

Cuando la lucha se acabó, un lugarteniente del anciano general le dijo: "estamos en manos del destino, nada podemos hacer contra aquello que decide Dios". A lo que el general le contestó: "cuánta razón tienes, amigo mío», y le enseñó la moneda: tenía dos caras.

 La resiliencia, concluye el mensaje que me compartió Katchumo, es andar por la vida con una moneda de dos caras y, a menudo, el destino está en nuestras manos. El futuro se debe construir y nosotros tenemos mucho que decir al respecto para hacer realidad aquello que queremos, y es necesario creer que nuestro futuro no es un regalo y que es algo que debe construirse con nuestras ideas, estrategias y acciones.

 Aunque algunos dirán que la mano de Dios está presente en todas las acciones del ser humano, éste tiene la capacidad de ser guionista y protagonista de sus propias historias, finalmente ese es nuestro libre albedrio.