Opinión

La observación te lleva a conocerte

Por Lilia Reyes Spindola


La observación es la clave para lograr el despertar de la conciencia, no debemos confundir “pensar” con “observar”.

Pensar es un estado activo, al pensar se está creando, se discurre, se reflexiona, se considera, se compara, se juzga, se decide, se escoge y se llega a conclusiones.

Observar es un estado pasivo, cuando se observa uno se convierte en el testigo de sus propios actos, hay silencio interior, se examina todo con atención y se mira sin juzgar. Cuando uno logra un estado de observación más profundo se entra a un nivel de contemplación y paz.

Al estar observando se calla el parloteo de la mente porque tenemos puesta la atención en observar lo que está ocurriendo en ese momento.

La observación nos permite conocernos, la atención se centra para darnos cuenta que es lo que estamos pensando, lo que estamos sintiendo y cómo estamos actuando.

Es importante entender que cuando se observa no se juzga solamente se está recabando información que nos va a ayudar.

Aprendemos más de la observación que de las experiencias que vivimos.

Para poder cambiar algo en ti debes saber que es lo que está pasando, lo razonas, lo ubicas en el presente y defines la intención para poder trabajar.

Cuando la atención está despierta y activa y algo nos perturba, de inmediato debemos parar y dejar de juzgar o juzgarnos, para conocer el origen de ese malestar, enfrentarlo y preguntarse: ¿Qué debo aprender de esto y que es lo que debo cambiar para poder volver a equilibrarme?

Todo aquello que vivimos que es negativo, proviene del resultado de los pensamientos inconscientes y de las creencias falsas con las que nos manipulan colectivamente a los seres humanos todas aquellas instituciones que manejan el poder en el mundo incluyendo y usando el temor para dominarnos.

Si queremos sentir a Dios dentro de nosotros, debemos concentrarnos y observar en todo lo que es bueno, porque Dios está en lo que es bueno, no en el resentimiento o en la preocupación.

Cuando algo nos agobia o angustia, debemos entrar en el Espacio Divino que existe en nosotros y de inmediato llega el consuelo y la paz. Desde ahí se puede ver con claridad la solución de los problemas.

Para nosotros no existen los imposibles ya que somos pequeñas Chispas de Dios.

Lilia Reyes Spíndola