Perdonar es mi gran privilegio, comienzo por perdonarme para poder trascender mis errores y al perdonar estoy haciendo uso del don mas bello que me infundió Dios, y recuerdo que:
“Solo seré perdonado si se perdonar.”
El perdón me libera y es el mejor regalo que me puedo dar.
Se que perdonar es olvidar conscientemente una ofensa recibida, es ponerle punto final al rencor y al resentimiento que produce una falta de respeto a la dignidad.
Los sentimientos negativos como el odio, el rencor y la venganza, enferman el alma y como consecuencia enferman también el cuerpo, pues generan un poder enorme que se alimenta de nuestra energía de vida y poco a poco nos aniquila.
La Madre Teresa de Calcuta decía que cuando no sabemos perdonar, vamos cargando un bulto muy pesado de angustia y agonía que por desgracia, el día que tenemos que partir de este mundo no nos permite despegarnos de esta realidad para volar con libertad hacia la luz, pues nos ata las alas.
El ego terrenal se ofende fácilmente pues esta lleno de complejos e inseguridad y le cuesta mucho trabajo perdonar.
El Alma no se ofende, porque vibra en el amor que esta ubicado en un nivel muy alto y no le llegan los sentimientos negativos.
El Alma perdona, porque comprende las debilidades del comportamiento humano y sabe de todas las pruebas que tenemos que pasar los humanos para aprender de ellas y superarlas, por lo tanto olvida.
