Opinión

Solo son esposos

Por Ramón de la Peña


Les comparto un mensaje que escribí hace tiempo, pero que vale la pena leer de cuando en cuando para fortalecer la relación con nuestra pareja.

El artículo relata la conversación de un niño con su mamá, quien empieza comentándole lo que había visto en la casa de su tía. Mamá, le dice, hubieras visto a mi prima Oralia, todo lo que hizo para prepararse para la visita de su novio: se peinó, se pintó, se vistió muy guapa y arregló la sala para que se viera arreglada y bonita, puso el aire acondicionado, puso una música muy bonita, se le notaba que estaba muy feliz esperando a su novio.

Pero espérate, le dice el niño a su mamá, en eso llega Arturo el novio de mi prima, bien arreglado; se veía recién bañado, muy elegante, se había puesto una loción que olía muy bien, y se dieron un abrazo que parecía que hacía muchos días que no se veían, estuvieron platique y platique.

¿De dónde sacaran los novios tantas cosas de qué platicar? Arturo se veía feliz escuchando todo lo que le contaba mi prima y así duraron horas y horas hasta que el tío casi lo obligó a irse. ¡Qué puntadas del tío, aparecerse en la sala con una almohada bajo el brazo!

¿Oye, mamá, le pregunta el niño a su mamá, y quién es tu novio? Es tu papá desde luego. ¿Mi papá?, no, mamá, en serio, ¿quién es tu novio? Aunque ella insiste en su respuesta el niño termina diciéndole: no, mamá, mi papá no puede ser tu novio.

Al cuestionarle el por qué no creía que su esposo era su novio, el niño le responde algo en lo que debemos meditar todos los esposos: “Mira, mamá, en primer lugar mi papá nunca llega con un ramo de flores, ni te trae dulces o chocolates, si acaso te regala algo en Navidad o en tu cumpleaños, pero siempre he visto que te regala cosas para la casa, una vez te regaló una licuadora. Además, cuando llega del trabajo nunca he visto que te sonría como Arturo le sonríe a mi prima, y ¿qué te dice al llegar?. Caray, qué día tan pesado tuve, si vieras todas las broncas que tuve en la oficina; nunca te

dice, caray, como te extrañé; es más, no lo dice ni cuando sale de viaje por varios días.

Y ¿qué hace al llegar a la casa, en vez de arreglarse como un príncipe azul para impresionarte? El se pone de fachas para estar cómodo, y el domingo ni se rasura. Arturo el domingo se pone sus mejores galas para impresionar a mi prima.

A esta altura de la conversación ya se ha de imaginar usted la cara de la mamá, pero sobre todo de lo que estaba pasando por su mente. Nunca, continúa el niño, le he escuchado decir: Qué bonita te ves, estás bien guapa o te quiero mucho; en vez de eso le escucho decir, ¿Has visto dónde quedó el control de la tele? Los novios se dicen cosas como: te quiero mucho, cómo te extrañé, ¿me extrañaste?, se ponen a escuchar canciones románticas. Mi papá te pregunta: ¿fuiste al banco a pagar?, me llegó una cuenta muy grande en la tarjeta de crédito, ¿en qué gastaste tanto? Hoy los niños están especialmente ruidosos, se ve que no los estás educando bien.

Mi prima y su novio no pueden dejar de mirarse, ¿Qué hace mi papá cuando pasas delante de él?, se inclina para un lado para no perderse lo que está viendo en la tele. A veces pienso que la televisión es más importante que tú, incluyendo en esto a sus hijos también.

A veces, mamá, tú le quieres dar un abrazo sorpresa a papá, pero siempre está a las carreras, nunca parece tener tiempo para estar contigo, para abrazarte, para apapacharte. Mi papá sólo te da la mano en misa cuando el padre dice: “Dense fraternalmente la paz”. Yo me temo, mamá, que ustedes cortaron su noviazgo cuando se casaron. La verdad es que sólo son esposos.

Con esa sentencia termina el mensaje. ¿Cómo la ven muchachas?, ¿usted sólo tienen esposo? Yo les comento a mis amigos que mediten sobre esta historia porque si no lo hacen a su debido tiempo a su esposa le contarán la historia de la señora que todavía tenía marido; ésta es una experiencia que tuve con un grupo de señoras que iban a visitar un proyecto que el Tec estaba patrocinando y apoyando en el sur de Nuevo León, pero antes de subirse al autobús que las conduciría a Zaragoza, una de ellas comentó: Nos falta Licha, ella no vendrá, le respondieron. Pobrecita, todavía tiene marido.

Yo les recuerdo, que la rutina en las relaciones interpersonales es la gran amenaza que todo lo desgasta y erosiona. La rutina es una excelente manera de acabar con un matrimonio, con un noviazgo y con una relación de trabajo y amistad.

León Felipe recomendaba: “Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo”; A mis amigos les digo que nadie en su lecho de muerte ha dicho: caray, si hubiese pasado más tiempo en la oficina, dedíquele su tiempo a lo que es más importante para usted, dese tiempo para leer y pensar, para compartir, para jugar y reír, para ser amistoso pero sobre todo para amar y ser amado.

Efectivamente, a nuestra vida la podemos tejer con diferentes hilos: el de la lectura que nos da sabiduría; el del orden, el enfoque y del pensamiento creativo que nos da poder; el del trabajo que nos conduce al éxito; el de la generosidad que nos conduce a compartir y el del amor que nos conduce a mirar a nuestra pareja con el corazón, no con los ojos.

En broma en serio, les platico un excelente comentario que recibí hace tiempo sobre el uso eficaz de nuestro tiempo. El mensaje lo titularon: Eutanasia y dice lo siguiente: “Anoche, mi mujer y yo estábamos sentados en los sillones de nuestra sala de televisión hablando de las cosas importantes de la vida. Entre otras cosas, hablamos sobre la idea de vivir y morir dignamente. Yo le dije a mi esposa, nunca me dejes vivir en estado vegetativo, no me dejes depender de una máquina y tampoco dejes que me alimenten con líquidos de una botella. Si me ves en ese estado, por favor, desenchufa los artefactos que me mantengan en ese estado de vida. Pues no creen que ella se levantó y rápidamente desenchufó la televisión, apagó la computadora y me quito la cerveza de la mano”.