Opinión

Demos gracias a la vida

Por Ramón de la Peña


Actualmente en nuestro país el día de los muertos es un acto, un evento, una celebración, que nos lleva por un lado al recogimiento y a la oración, pero por otro nos lleva a la fiesta en la que la muerte, su majestad la muerte, se pasea entre los vivos transformándose en esa Catrina, simple, llana, etérea, pero que nuestros artesanos han transformado en un ente físico que podemos tener en nuestro regazo, altar, galería o como parte de los dulces que se pueden disfrutar en estos días.

Los mexicanos recordamos que el día de muertos es una tradición que se celebra en nuestro país desde mucho antes de la conquista. La sabiduría popular nos dice que en los días 1 y 2 de noviembre, la barrera que separa a los vivos de los muertos desaparece y los muertos pueden regresar a visitar a sus familiares más queridos.

Pero también en esta semana que se celebra el día de muertos, debemos dar gracias por estar vivos y sobre todo debemos darle gracias a la vida que hemos tenido, incluidas las personas que nos han ayudado a tenerla.

¿Recuerdan ustedes aquella poesía-canción titulada: "Gracias a la vida"?: Si aquella que nos dice: "Gracias a la vida/ que me ha dado tanto/ me dio dos luceros que cuando los abro/ perfecto distingo lo negro del blanco/ Me ha dado el sonido y el abecedario/ con él, las palabras que pienso y declaro/ Me ha dado el oído que en todo su ancho graba noche y día/ Y la voz tan tierna de mi bien amada. Me ha dado la marcha de mis pies cansados/ Me dio el corazón que agita su manto/ cuando miro el fruto del cerebro humano/ cuando miro al bueno tan lejos del malo/ cuando miro el fondo de tus ojos claros/ Me ha dado la risa y me ha dado el llanto/ así distingo dicha de quebranto/ los dos materiales que forman mi canto".

Yo tengo, y espero que ustedes también tengan, muchos porqués de porque dar gracias a la vida. Esas gracias se las doy a mi esposa, a mis padres, a mis hermanos, hijos, nietos y amigos. Se las doy a mis maestros, y así podría seguir nombrando un buen número de personas, organizaciones y actividades que hoy me permiten decir: Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Pero me temo que no todos podemos decir lo mismo, desgraciadamente existen muchos mexicanos que no pueden decir que la vida les ha dado mucho. Esto ha quedado claramente destacado después del efecto de los terremotos en el centro y sur del país. Muchos claramente nos dicen... chin, la vida me debe mucho o me ha dado muy poco; sobre todo cuando se comparan con aquellos a quienes la vida les ha dado mucho, o que han nacido en el seno de una familia que lo tiene todo. Efectivamente nuestro punto de inicio a la vida es muy importante, no es lo mismo nacer en el seno de una familia rica económicamente, o altamente responsable del bienestar de sus hijos a nacer en una familia de muy escasos recursos económicos y con pocos deseos de apoyar a sus hijos..

Pero lo cierto es que así estamos y si no nos gusta, entonces tenemos que hacer algo; recuerde que lo peor que podemos hacer, es no hacer nada en una situación como ésta.

Para mi es claro que los que tenemos más estudios, más recursos, más experiencia, más conocimientos, debemos hacer más por los demás. Y como la educación es el gran factor de cambio positivo para las personas, entonces debemos hacer todo lo posible para que cada mexicano sepa más y pueda hacer más con lo que sabe; y si lo combinamos con innovación y espíritu emprendedor, entonces estaremos caminando en la dirección correcta. .

Decidámonos a ser generosos y solidarios con los que menos tienen y, sobre todo hagámoslo cuando nos inviten a hacerlo. No se vale decir yo no tengo tiempo, yo no me puedo cambiar de ciudad, yo no me quiero involucrar en eso, yo no puedo, yo no quiero dejar mi puesto ni mis prestaciones y mucho menos mi sueldo, yo no quiero perder mi estatus. Si no se involucra, entonces usted no tiene derecho a quejarse de lo mal que están las cosas y mucho menos a criticar a los que sí decidieron involucrarse.