Opinión

Cómo integrarte con el mundo de la naturaleza

Por Lilia Reyes Spindola


Les quiero platicar sobre un punto distinto de ver la vida, les estoy escribiendo sobre lo que he entendido, sobre las vivencias que me han dejado una huella profunda y de las cuales he ido aprendiendo en el transcurso del tiempo como ser feliz.

Entre tantas cosas que he aprendido, uno de los capítulos importantes en mi vida, ha sido el haberme interesado en saber sobre la magia infinita que posee la naturaleza.

Hace algunos años hice un viaje a las montañas en Machu Picchu, en Perú, y quiero decirles que fue un viaje que me hizo sentirme parte del “Todo”, pues la Madre Tierra, la Pachamama, me abrió sus entrañas y me invitó a sentirla, a integrarme a ella, me presentó con la energía de la naturaleza, con el sol, con la luna, con el cielo, con las estrellas, con las nubes, con el río, con las piedras, con los aliados de poder del mundo animal, y escuché historias y mitos maravillosos y todo lo grabé en mi alma.

Todos los seres humanos debemos buscar la oportunidad de tener encuentros con el mundo de la naturaleza que nos rodea, debemos ser humildes ante su majestuosidad y abrir el alma para percibir su energía y su amor incondicional, el viento, los árboles, todos tienen algo que contarnos y enseñarnos. En la naturaleza todo canta, todo tiene su canción, está llena de misterios y magia.

Para mí, estos encuentros allá, en lo alto de la cordillera de Los Andes me transformaron. Mi intuición,  me guío, aprendí a escuchar los sonidos de ese mundo, sonidos profundos o simples, a seguir su ritmo, porque todo palpita y vibra igual que nosotros.

Aprendí a ver otra realidad, en donde todo se comparte y todo tiene su razón de ser.

Los seres que viven apegados a esa realidad veneran y respetan a la Madre Tierra, al sol, a la luna, al cóndor, al águila y su conexión con los elementos los convierte en seres sabios.

Viví allá en Machu Picchu envuelta en su magia, en ese recinto colgado en las nubes llena de asombro y con un enorme sentimiento de amor, y la Pachamama me respondió, me abrió las puertas de la montaña, el viento disipó la neblina que producen las dudas y las suposiciones, y me permitió ver con claridad el sendero que nos lleva a la integridad y a la unión con el “Todo”.

De ese viaje nació un libro que quiero mucho “El chamán de Machu Picchu”, y cuando se publicó, hace apenas dos años, después de haberlo guardado por siete años, justo salió a la luz en el mes en que se cumplían 100 años de haber sido redescubierto Machu Picchu, (1911-2011) y yo no lo sabía, así es que el libro quiso salir envuelto en la magia que se desprende de ese importante reciento sagrado de los Incas.

Además, tuve el honor de ser invitada por el Gobierno de Perú  para presentarlo, apoyado por el Gobierno de México, en el Museo del Templo Mayor de la Ciudad de México, que para mí, como mexicana, es un uno de los lugares más importantes pues es en donde están las raíces de nuestros antepasados, los aztecas, ellos  llamaban a Tenochtitlan “el ombligo del mundo”.

Les cuento todo esto para que entiendan por qué pienso que todos los seres humanos, no importa la edad que se tenga, deben “darse cuenta” que debemos buscar ese acercamiento a la naturaleza y a las energías que de ella emanan. Existen cuatro elementos que nos ayudan a vivir y que además viven dentro de nosotros.

El Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra, es importante entender el simbolismo que cada uno de ellos encierra, para sentirnos parte del "todo”, integrarse al mundo de la naturaleza es parte de nuestra evolución como seres humanos.

Tu amiga

Lilia Reyes Spíndola