Opinión

Tener familia

Por Ramón de la Peña


Hace ya tiempo vi por televisión una excelente película. Perdone que no me acuerde del titulo –ese es un pequeño detalle que tenemos los muchachos y muchachas de mi edad: se nos olvidan los nombres- La película relata la historia de de un empresario exitoso ya retirado de su empresa, quien estuvo casado con una excelente mujer, quien no había podido tener hijos y que tampoco, por propia decisión, decidieron no adoptar a nadie. Así que al ella morir el empresario se quedó solo. Pero la esposa, antes de este suceso, le pide a su esposo que vaya a su antiguo barrio, donde el había vivido de niño, ahora un espacio muy representativo de los barrios pobres de los Estados Unidos: Pleno de graffiti, pandillas, pobreza, drogas. La esposa le pidió poner una sala de lectura.

Durante la historia que se relata en la película se ve como empieza a influir y a convencer poco a poco a una sociedad llena de desconfianza e inseguridad induciéndolos a avanzar en el camino de la lectura, del desarrollo personal y de la educación. En la película se ve claramente que su tarea no es fácil, que tiene que dedicar su talento y esfuerzo para convencer a la gente de sus buenas intenciones, un predicador cristiano incluido. Al final de la película lo logra y termina la misma con una gran fiesta de agradecimiento, en la que el empresario hace un comentario esencial que quiero compartir con usted:

“Ahora entiendo, nos dice, cual era el objetivo de mi esposa al pedirme que abriera esta sala de lectura. Como sabía que yo iba a estar muy solo al partir ella, sabía que yo necesitaría una “familia” para apoyarme en ella. Ustedes son ahora mi nueva familia”

Para mi fue claro el cariño que le profesaba su esposa al empresario; Sabía que si no hacía algo, su esposo terminaría solo en los años finales de su vida, y como usted sabe, Doña Chole, la soledad, es un excelente camino para perder el deseo de vivir.

La pregunta que me hice fue ¿Y porque tuvo que actuar de esta manera la esposa del empresario? de inmediato me dije; porque no quisieron crear una familia no solo una vida en pareja, incluida la familia extendida: Primos y primas, los y las sobrinas, los y las amigas; porque no entendieron que la vida no es solo el trabajo, el atender el negocio y la vida en pareja, sin duda la vida es más bella cuando la puede escribir uno mismo pero esto incluye escribir en el libro de nuestra vida la creación de una rica vida familiar; Porque en el caso del empresario no pensaron en la etapa final de la vida que podría incluir la muerte de uno de ellos, las enfermedades de la vejez, la soledad si no se tiene “una familia extendida” con quien compartir la vida.

Un mensaje que recibí por Internet nos recalca que la calidad de nuestro paso por el mundo no se mide necesariamente por el número de amigos que se tienen ni por la fama que tenga nuestra familia, ni por el dinero que se tiene, ni por la marca y el año del carro que manejamos, ni por la escuela donde se estudia o la empresa en la que se trabaja.

Tampoco se mide, nos dice el mensaje titulado ¿Cómo se mide la vida? Por lo bien parecido o por lo feo que seamos o por la marca de ropa que usamos o por el tipo de música que escuchamos o por el vino que nos gusta tomar. 

La vida se mide, nos dice el autor de este mensaje, “según a quién amas y según a quién dañas. Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros. Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.”

Como ve estimado lector se trata, nos dice el autor, “de la amistad, la cual puede usarse como algo sagrado o como un arma. Se trata de lo que se dice y lo que se hace y de lo dañino o benéfico que puede resultar para los demás. Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza. Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas. Finalmente se trata de sí usas la vida para alimentar o para destrozar el corazón de otros.”