Opinión

Le urge operación política

Por Gustavo Rentería Villa


Nadie puede negar el carisma del titular del Ejecutivo y la empatía con los que menos tienen; sin duda es producto de años de lucha en la calle, visitas múltiples de ejido por ejido, pueblo por pueblo, municipio por municipio y estado por estado, por más de 5 lustros.

También es producto de la victimización que provocó el desafuero que ordenó -el hoy muy callado Vicente Fox- y un discurso subrayado por años: combate a la corrupción. Utilizando ese común denominador, viste sencillo, no usa aeronaves ejecutivas, hace colas, se alimenta como la mayoría del pueblo, se levanta muy temprano, trabaja los fines de semana, y reitera todos los días, que todos los males, son producto de los tramposos del pasado.

Así ha transcurrido la primera parte de su sexenio, y así concluirá: atacando a sus adversarios, que por muchos años le prohibían arribar a Palacio Nacional. Claro, siempre tendrá la opción de las investigaciones a través de la Unidad de Inteligencia Financiera, y hasta las detenciones y encarcelamiento contra sus enemigos políticos.

Pero el gran luchador popular, el único líder mexicano que ha logrado 30 millones de votos, y la mayoría en el aparato legislativo, hoy carece de algo fundamental: operación política.

Si bien la polarización le funciona para dividir entre buenos y malos, los que hacen lo correcto e incorrecto, los honestos y los corruptos, ya en Palacio Nacional no tiene esa “mano izquierda” que tanto necesita cada gobierno.

El mismísimo Presidente de la República, analiza, decide y ejecuta, y sus secretarios solo reciben instrucciones. Cuando en la mayor parte de las democracias el Jefe de Estado, analiza en conjunto con sus asesores, decide, y da las reglas de ejecución. Aquí en nuestro país, hay secretarios de despacho que pueden desaparecer por un mes, no tuitean nada y si estuvieran vivos o muertos, nada cambiarían de la realidad nacional.

También, muchos jefes de prensa en esta administración, directores de comunicación social y publirrelacionistas sólo cobran sus quincenas, porque de plano son aviadores que reciben sueldos sin hacer absolutamente nada. Ni un “boletín de prensa” saben redactar y son incapaces de reunirse con un reportero. Ya sería un milagro que lo hicieran con un conductor de noticias, un columnista o un concesionario de radio.

Claro, cuando los números, legitimidad que ofrecen los sufragios en las urnas y votos en las cámaras te permiten no tener negociar con nadie, puedes escoger una vía equivocada: encerrarte, encasillarte, ser ciego a la crítica o la propuesta, y lo peor, taparte las orejas, para no escuchar mas que el canto de la sirenas. O quizá el peor de todos los escenarios: solamente escucharte a ti mismo

Doña Olga Sánchez Cordero, la ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación cumplió ya dignamente su papel en la oficina de Palacio de Covián; y de igual manera el Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, Alfonso Romo, pero hoy están más que rebasados.

A la dama, la conozco bien, y no tengo duda de sus buenas intenciones. Recuerdo una entrevista que le realicé en la sala de juntas de su notaría, y por cierto, tuvo gran raiting cuando fue transmitida y recibió este reportero muchos comentarios, de la inteligente jurista. (Aquí la pueden consultar https://www.canaldelcongreso.gob.mx/vod/reproducir/0_k3m1a1cg/Personalidades._Olga_Sanchez_Cordero. )

El caballero, por venir de las más altas élites, solo conoce y negocia con los mas altos funcionarios de los corporativos, y con sus amigos que encabezan la lista Forbes.

El Gobierno de la República tiene decenas de frentes abierto: con la clase empresarial; con los medios; con los pobres que no salen de este penoso estado -a pesar de las becas y apoyos sociales-; con las clases medias que se han visto empobrecidas; con la comunidad internacional, y ahora con la pandemia y el tsunami económico, con todas y cada una de las industrias, y con todos y cada uno de los ciudadanos.

Por ello, le urge al Presidente López Obrador operar políticamente, tener arterias comunicantes para que le transmitan lo que piensan ciudadanos, líderes sindicales, micros y pequeños empresarios, intelectuales, amas de casa, estudiantes, extranjeros radicados aquí, empresarios de todas la ramas y hasta sus enemigos. Hoy parece que nadie voltea a ver a los opositores, tuiteros enojados, y la muy disminuida oposición.

¿Quién podría ejercer el urgente trabajo de coordinar a los operadores políticos, y dictar la estrategia? Quizá hoy por hoy, solo tiene una tercia con esa capacidad: el canciller Marcelo Ebrard, el coordinador de los senadores de Movimiento Regeneración Nacional, Ricardo Monreal Ávila y Mario Delgado, y el coordinador de los diputados federales de Morena.

Claro hay un riesgo terrible en todo ello: ese grupo Ebrard-Monreal-Degado podría adueñarse del partido, redactar la listas en el 2021 y revazar por la izquierda al jefe, para nombrar así candidato en 2024 y desplazar a los lopezobradorista.

Pero que nadie se engañe, urge correr el riesgo, porque sin operación política todo podría derrumbarse. La cuarta transformación de la vida pública del país podría quedar en los libros de historia, como una promesa más de campaña incumplida.

*Periodista, editor y radiodifusor

@GustavoRenteria

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