Opinión

Los nuevos avisos del faro

Por Ramón de la Peña


"¡Pero cómo fregados no...!" Así termina una encuentro, que les relaté hace tiempo, que se inició cuando el Secretario de Marina de un país muy poderoso observaba en el radar del barco insignia que él dirigía, un punto que parecía un barco en medio de la ruta que seguían. "Ordénele al capitán de ese barco que cambie su rumbo en quince grados", esto se lo pide el Secretario al oficial de comunicación. El oficial regresa un tiempo después turbado y pálido y le dice al Secretario: “Dice que nosotros debemos de cambiar el rumbo". El Secretario dice en alta voz: “Dígale quién soy y que yo le ordeno que o cambia de rumbo o se las verá conmigo". Regresa el oficial más pálido todavía y comenta: “Que no le importa quién sea usted, que o cambiamos nosotros de rumbo o nos irá muy mal". Enfurecido el Secretario corre a la cabina de comunicación toma el teléfono y dice: “Pedazo de alcornoque, habla don fulano de tal, Secretario de la Marina de su Majestad, le ordeno, oyó, le ordeno que cambie de rumbo o se las verá conmigo". Para su sorpresa escucha: “Le habla el pedazo de alcornoque, el encargado del faro, yo le recomiendo que usted cambie de rumbo". Fue en ese momento cuando se escuchó el comentario inicial: “¡Pero cómo fregados no!"

Este cuento me vino a la mente de nuevo cuando escucho todos los mensajes y recomendaciones que ha generado el coronavirus en nuestro país.

Pero ¿Cuántos avisos del faro no hemos escuchado en el pasado en nuestro mundo, pero sobre todo en nuestro país? Me temo que algunos son ecológicos. Hay avisos sociales: el índice de mexicanos en pobreza extrema, el efecto corruptivo de las drogas, la inseguridad, los secuestros, las manifestaciones masivas de descontento, son avisos de un rumbo social equivocado.

Pero me pregunta Katchumo, mi asesor de Santa Catarina, cuales son para usted los retos –los faros– adicionales que debemos solucionar si queremos pavimentar nuestra ruta hacia un mejor futuro, hacia un mejor milenio, hacia un mejor país.

Además de los faros que ya mencione, le dije a Katchumo, ante la situación actual yo destacaría los siguientes:

Un faro-virus de salud que debemos de atender de inmediato

Un faro-virus económico, para que no nos impacte negativamente, necesitamos un trabajo conjunto entre los empresarios, el gobierno y los sindicatos para que las empresas sigan funcionando ordenadamente.

Un faro-virus de inseguridad, que se puede generar si la crisis económica colapsa los ingresos de mucha gente, que al sentir que no tiene ingresos, buscara quitárselos a quienes si los tienen.

Un faro-virus de malas relaciones interpersonales en muchos hogares, mismo que se ha agudizado en estas últimas semanas. Para este caso deberíamos de aplicar la cartilla moral de Alfonso Reyes, En la lección catorce Don Alfonso nos presenta un resumen de sus grandes recomendaciones que deberíamos de internalizar todos los mexicanos. Destacaría tres recomendaciones: Primero: El Respeto a Nuestra Persona, en cuerpo y alma. "El respeto a nuestro cuerpo nos enseña a ser limpios y moderados en nuestros apetitos naturales. El respeto a nuestra alma resume todas las virtudes de orden espiritual"

Segundo: El Respeto a la Familia, "Este respeto va del hijo al padre y del menor al mayor. El hijo y el menor necesitan ayuda y consejo del padre y del mayor. Pero también el padre debe de respetar al hijo, dándole solo ejemplos dignos"

Tercero: El Respeto a la Sociedad Humana en General y a la Sociedad Particular en la que nos toca vivir. "Esto supone desde luego, la obediencia a las costumbres consideradas como más necesarias", el respeto a normas y reglamentos añadiría yo.

Finalmente Don Alfonso nos hace una excelente descripción del amor al decirnos: "El amor a la mirada humana es una prenda de que la persona ha alcanzado un apreciable nivel de bien. Aquel en que se confunde el bien, la belleza, la obediencia al mandamiento moral y el deleite en la contemplación estética. Este punto es el más alto nivel que puede alcanzar, en el mundo, el ser humano".