Opinión

Reencontrando el compromiso

Por Claudia Viveros Lorenzo


El objetivo de la educación es hacer ciudadanos conscientes, propositivos, que ayuden al desarrollo de las sociedades donde están inmiscuidos. Se supone que el estado debería proveer a sus ciudadanos, los mejores recursos para que los que componen su pueblo, puedan obtener esa educación de calidad que necesitan para desempeñar y afrontar los retos que el mercado, la industria, la cultura, la sociedad en sí, le demande. Pero todos sabemos que por desgracia, en la mayoría de los gobiernos piensan en la educación como un gasto y no como una inversión, que muchas veces, tampoco le conviene del todo, hacer para que su pueblo, se convierta en un conjunto de individuos pensantes, pues es mejor tenerlos subordinados, y adormecidos, para hacer con ellos, lo que quieran. Pero ese no es el tema de hoy de nuestro texto. El problema viene, cuando al no poder acceder a educación de calidad, muchas veces, quienes tienen los recursos, buscan otras opciones. También puede ser que más que opciones de calidad, tampoco se encuentren con las oportunidades de lugares disponibles, para poder ingresar a instituciones, que otorguen la posibilidad de capacitarse.

Es por ello, que al verse con poca capacidad, el gobierno, ha concedido a muchos emprendedores, la oportunidad de ofrecer servicios educativos. Cosa que idílicamente es fantástico. Lo malo se viene, cuando se pierde el objetivo descrito al inicio, y la educación se vuelve un negocio. Sobre todo a nivel universitario, cada vez vemos decenas de universidades que con gran facilidad, en tiempos cortísimos y con planes de estudios bastante accesibles, ofrecen la posibilidad de obtener un título que ostente el conocimiento de una carrera profesional y pone a cualquiera en la posición de llevar a cabo una especialidad sin tener los conocimientos correctos. Yo siempre he creído que la universidad no hace al alumno, sino que el alumno hace la universidad. Hay muchos con ganas, garra, y deseo de crecimiento real. Pero por desgracia son más los que están solo persiguiendo tener un papel sellado y firmado, que les dé un “lugar”, pero que sin darse cuenta es solo un lugar hueco, el cual no podrán mantener por mucho. Estas situaciones son también preocupantes, no solo los nuevos retos virtuales a los que el COVID-19 nos está enfrentando. Hay muchos profesores, que han sacado la casta y han crecido increíblemente, desarrollando creatividad, dinamismo, enriqueciéndose de estrategias atractivas, haciendo que los conocimientos lleguen. Todos ellos, se convertirán en una generación pionera.

Hay como siempre, también otras situaciones a considerar, en donde quizá no se ha logrado despuntar o todavía no se encuentra el rumbo. Lo que sí no debemos perder de vista, son aquellas instancias a las que no les importa que la “magia” se concrete, y solo están maquillando la situación, y otorgando validez a alumnos que no tienen el más mínimo interés por estudiar, sopesando situaciones, de baja calaña, que son las que empañan todo el esfuerzo que otros están haciendo. Es urgente que nos responsabilicemos de los importante que es obtener conocimientos. Que la educación no es un juego, ni el simple hecho de ir buscando calificaciones ni títulos. La educación enaltece, desarrolla, da vida en todos los aspectos. No es un deber, es un placer. Debemos sentirnos afortunados los que

hemos podido tenerla y seguirla buscando, los que están en el camino deben responsabilizarse del acto y aprovecharlo al máximo. Y los que viven del sueño de compartirla e impartirla, de crear las posibilidades de que otros la obtengan, por favor más que una empresa buscando beneficio, también procure ser el canal para que generaciones enteras sean reales personajes de cambio. No solape situaciones obscuras, que solo empañan al gremio. Dejen de preferir quedarse con una colegiatura más, apoyando a alumnos irresponsables en lugar de a un docente virtuoso. Dejen de perseguir solo un pago a cambio del respeto y la formación cívica que todo ser humano debe tener para él y los suyos. Deje de centrarse solo en la ganancia y reconsidere la oportunidad que tiene de sentirse orgulloso por formar verdaderos profesionales. Reencuentren su compromiso.

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