Opinión

Tres cosas hay en la vida

Por Ramón de la Peña


Hace tiempo asistí a un sepelio y el pastor durante la celebración religiosa mencionó algo que trajo a mi mente un mensaje que recibí de un amigo vía el Internet, el mensaje me decía; Tres cosas hay en la vida para tener una vida plena. ¿Se acuerda usted me dijo, de la canción-poesía: Tres cosas hay en la vida, de Rodolfo Sciammarella?, sí aquella que nos dice: “Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. El que tenga esas tres cosas que le dé gracias a Dios. Pues con ellas uno vive libre de preocupación". Después de este inicio Rodolfo nos recomienda: “El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide. La salud y la platita, que no la tire, que no la tire". Hay que consolidar esas tres cosas para que cuando lleguemos a la edad de la plenitud, la pasemos bien y la disfrutemos plenamente.

Pero, siguiendo con la pregunta: ¿Qué cosas debemos de cuidar para tener un destino muy favorable a la hora de nuestra muerte? El mensaje que recibí por Internet nos recomienda reflexionar en lo siguiente: “Existen tres cosas irrevocables para la vida: tiempo, palabras y oportunidades; existen tres cosas que no debes de negarle a tu vida: serenidad, honestidad y esperanza; existen tres cosas que deterioran la vida: orgullo, arrogancia y la soberbia; existen tres cosas que son de tu elección: tus sueños, tu éxito y tu destino y, finalmente, existen tres joyas que tenemos en la vida: amor, autoestima y verdaderos amigos”.

Hace tiempo le comenté que era lo que más recordaba de mi papá. Siempre lo recordaba en su rancho, en su camioneta, con su carácter fuerte, con su estilo de trabajo honesto, perseverante, callado con nosotros y muy platicador con sus amigos y, claro, con una forma de tratar muy distinta a sus hijos y sus hijas. Pero siempre tuvo una visión de una vida más sencilla, más plena, con un sentido de la vida distinto a la vida actual que nos ha tocado vivir a sus hijos.

Yo nunca lo vi atosigado por el trabajo, tampoco por la mejora continúa ni por la productividad; nunca lo vi urgido por la necesidad de una innovación continua, tampoco lo vi atosigado por la necesidad de estar comprando cosas continuamente, aunque si comprando lo esencial para que viviéramos bien.

Lo vi darse tiempo para todo aquello para lo que él consideraba importante: el trabajo, su familia, una plática con sus amigos en la esquina de la cuadra. Y para mí eso es lo importante en la vida, darse tiempo para aquello que es relevante para tener una vida plena, para aprovechar las oportunidades de desarrollo, para apoyar a nuestra familia, a nuestros amigos y nuestra comunidad. Actuando con serenidad, honestidad y con la esperanza de tener una vida plena. Eliminando de nuestro actuar el orgullo, la arrogancia y la soberbia, los tres factores negativos que inciden en tener una vida poco digna.

Termino con algunos mensajes de la sabiduría popular, relacionados con lo que debemos hacer para tener una vida plena; Si te sientes solo es porque construiste muros en vez de puentes; podemos escoger lo que vamos a sembrar, pero estamos obligados a cosechar aquello que plantamos. ¿Quieres ser feliz por un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz para siempre? Perdona. Al decir algo, cuida que tus palabras no sean peores que tu silencio; nuestras dudas nos hacen perder lo que, con frecuencia, podríamos ganar, por el simple miedo de arriesgar. Que pase un excelente fin de semana en compañía de las personas que más quiere.