Opinión

Home office

Por Claudia Viveros Lorenzo


A mediados de marzo cuando la cuarentena llegó, con ella, lo impensable también: comenzamos a trabajar en línea.

El América Latina, donde las jefaturas y direcciones de negocio siguen teniendo una gestión empresarial anclada en los 80s, esto ha representado un gran reto. Y no digo esto con la visión de quererlos hacer pensar que esto fue una tragedia, todo lo contrario, lo que trato es resaltar, el éxito que se ha tenido en este ámbito, sobre todo, como nos envalentonamos y seguimos sin detenernos un solo momento. El reto más que para los que se sumergieron en la virtualidad y “tomaron el sartén por el mango” demostrando que se podía ser igualmente productivo (o hasta más) desde casa, sin necesidad de un horario establecido o un uniforme, ha sido para los empresarios y directivos, que hasta la fecha, en muchos de los casos, no logran adaptarse a la idea de que debemos dejar atrás posturas jurásicas, donde si o si, el trabajador, debe cumplir un horario estricto de ocho horas al día, en el cual no debe ni un solo momento, despegarse de la idea de producir sin límite y sobre todas las cosas, debe ser supervisado afanosamente, para que no se distraiga y “pierda el tiempo” en actividades que no estén dentro del rubro de su perfil del puesto.

Estamos en el siglo XXI, conectados a la web, estamos empezando una relación simbiótica con dispositivos electrónicos que por medio de apps que surgen como novedad a diario, nos motivan a nuevas formas de empleo y de relación laboral, soñamos con pisar Marte, pero seguimos enfrascados en querer que todo siga igual.

Eso no puede ser, necesitamos ser coherentes.

La semana pasada les comenté que es momento de entender y aceptar esta nueva era, y aplica en todos los ámbitos, porque, de la misma manera, como hemos tenido que adoptar el tapabocas como parte de nuestro outfit, también, el teléfono inteligente y la computadora, son ya herramientas indispensables, así como plataformas como: Foap, Earnably, Aquent, Simply Hired, Twwago o Remotive, cada vez más serán parte de nuestro vocabulario. La tecnología ha sido nuestro gran aliado en esta contingencia, en le primer semestre del año se observó crecimiento exponencial de 750 mil descargas mensuales a 15 millones. Las descargas de aplicaciones de trabajo se incrementaron un 30%. La mayoría de las personas que trabajan en línea que conozco, me dicen lo mismo: “estoy trabajando más que en la oficina, es un hecho que se extraña la interacción, pero creo que me he vuelto más ordenado y exploto más el tiempo”.

La contingencia desencadenó el despido de un gran grosor de la población laboral, lo que hizo que los que se quedaron, ahora tengan el doble de carga. Y es un hecho también que uno de los grandes problemas a los que nos hemos tenido que enfrentar con el cambio de vida, es que la web se ha visto saturada y hemos tenido que lidiar con situaciones de constante desconexión, lentitud de transmisión y otras

fallas que nos llevaron a buscar soluciones como el trabajar de madrugada (para poder navegar si problemas) o la doble conexión de servicios en casa, por si una falla, contar con el “plan B” pero pon ningún motivo salir de línea, por citar ejemplos.

Las empresas al dar cabida al lejano “home office” ahora tienen un gran precedente y han dado sin darse cuenta un gran paso al futuro. Falta solo entenderlo y sacarle el provecho necesario. Segura estoy, que muy pronto empezaran a ofertarse trabajos desde casa que antes solo se pensaban dentro de una oficina y esto ayudará en muchos casos al sector y por supuesto a todos aquellos que por alguna circunstancia les es difícil tener que salir. Lo único que no deben olvidar, es quitarse el disfraz de carceleros y olvidarse de ideas absurdas, de cacerías de brujas interminables para seguir de cerca los movimientos de aquellos empleados que no tienen bajo su visión, sería mucho mejor que toda esa energía se ocupara en procurar alfabetizar digitalmente más a sus empleados y en ayudar a que la condiciones en casa sean las correctas para su mejor desempeño. Reitero el pasado quedó atrás, estamos viviendo un presente-futuro sin igual. Subamos al barco y rememos en la misma dirección.

Me encantaría saber su opinión no deje de escribirme.

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