Opinión

Presuntos culpables

Por Ricardo Homs


La extinción de los fideicomisos como una medida de combate a la corrupción pone en evidencia que la presunción de inocencia que ampara a todo mexicano ha sido sustituida por la presunción de culpabilidad, lo cual nos coloca a todos y a cada uno de nosotros una etiqueta de corruptos en la frente, hasta que comprobemos lo contrario.

La bancada de MORENA en el Congreso de la Unión, en cada una de las cámaras, ha esgrimido este argumento para destrozar toda estructura institucional que se le pone enfrente y bajo esta premisa, justifica el despojo de sus recursos económicos.

Este pecado original implícito en el gen de la mexicanidad, solo desaparece al momento en que nos afiliamos a la 4T. Ante este argumento tan contundente no podemos decir “ni Pío”.

Esta actitud desconfiada pone en duda que existan mexicanos honestos, honorables, trabajadores y guiados por valores morales. Este es un agravio imperdonable.

Desde que se eliminaron los apoyos a las guarderías infantiles iniciaron los agravios

Que el dinero de los fideicomisos se seguirá entregando, pero ahora directamente a los beneficiarios, -para evitar corrupción-, fue un compromiso con el que la bancada de MORENA en el Senado pretendió disminuir los reclamos y cuestionamientos de los grupos opositores y de los derechohabientes. Sin embargo, el centro del cuestionamiento sigue siendo: ¿Quién decidirá ahora quienes merecerán recibir los recursos?... ¿Quién verificará la operación de las asignaciones?

Los recursos ahora se etiquetarán en el presupuesto de egresos, ha explicado el titular de la Secretaría de Hacienda.

Sin embargo, esto tiene un alto impacto político, pues representa el regreso a ese modelo de gobierno “clientelar” que tuvimos antes del año 2000, que significó el comienzo de la alternancia política y se inició el proceso de institucionalización que sustituyó al presidencialismo feroz que tuvo México, representado por un centralismo paternalista.

¿Qué nos garantiza que los recursos de los fideicomisos no se asignen a partir de ahora de modo clientelar, bajo el modelo de premios o castigos? Premiar a los leales y negarlos a quienes no están alineados.

¿Y cómo asegurarnos que no se efectuará la entrega generando compromisos de lealtad con fines electorales?

La desaparición de los fideicomisos se realizó para modificar los mecanismos de su utilización, según llegó a explicar el titular de la SHyCP.

El gen clientelar de MORENA es evidente, pues mucho trabajo le está costando institucionalizarse y dejar atrás su identidad original, como corresponde a la máquina electoral que se creó para llevar a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador. Su único fin y su todo, fue impulsar a su líder y creador en su proyecto político personal.

Por ello sus legisladores siguen operando en el Congreso de la Unión como el equipo leal del presidente. Por tanto, la extinción de los fideicomisos corre el riesgo de convertirse en la bolsa con la que se pagará la lealtad política, siguiendo las reglas del viejo modelo paternalista del priísmo de la época de los presidentes Echeverría y López Portillo, que es la referencia para entender la lógica actual.

¿Cómo se podrá vigilar que esos recursos no empiecen a fluir en tiempos electorales bajo el modelo ya conocido de programas sociales?

¿Y a usted qué le parece?

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