Opinión

¡Mandela: Símbolo de la esperanza y del espíritu humano!

Por Roberto Matosas


Uno de los pocos hombres que han cambiado el rumbo de la Historia, un luchador incansable que, pese a pasar 27 años en la cárcel, logró derrotar al régimen racista del "apartheid", uno de los más despiadados del siglo XX. Además, poseedor de una grandeza que no buscó: se convirtió en un símbolo de la esperanza y del triunfo del espíritu humano.
¡Mahatma Gandhi, Luhter King, Mandela, la grandeza del ser humano en la búsqueda del bien común! Héroes de todos los tiempos y de todos los humanos que siempre tendremos que agradecer su ejemplaridad, más allá de sus imperfecciones. Brillante orador, pronunció desde el banquillo de los acusados uno de sus discursos más célebres.
"He luchado contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He albergado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas convivan en armonía e igualdad de oportunidades". Es un ideal -concluyó- que espero alcanzar en vida. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto morir.
 En 1994, hizo historia al ser elegido presidente en las primeras elecciones multirraciales de Sudáfrica. Y cuando sus partidarios esperaban que se reeligiera, expreso que no quería repetir su mandato porque "todo líder es prescindible si ha hecho bien su trabajo".
Roberto Matosas, COMPETIR CON LA MENTE, diciembre 2013
 
Nelson Mandela, Los secretos del Liderazgo (Ocho lecciones)
1. El coraje (la valentía) no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de inspirar a otros para que lo superen. En 1994, durante la campaña presidencial, su avión perdió uno de los motores y sufrió un aterrizaje forzoso. Presos del pánico, muchos de los ocupantes del aparato le miraron. Él se mantuvo tranquilo, leyendo el periódico como si estuviera en una mañana cualquiera. Cuando se sentó con Stengel en el coche, un BMW a prueba de disparos, le comentó: “Chico, estaba aterrorizado ahí arriba”: Como modelo de liderazgo, su serenidad inspiraba al resto de prisioneros de Robben Island y a todo su pueblo.
2. Lidera desde el frente, pero no dejes la retaguardia desabastecida. A lo largo de su vida, Mandela ha demostrado tener una amplia perspectiva, negociar cuando debía, contar con la historia de su lado. Se considera un táctico, no un estratega… pero precisamente porque sus principios son muy claros.
3. Lidera desde las bambalinas – y deja que los otros piensen que están al frente. De niño, a Mandela le influyó mucho Jongintaba, el jefe de su tribu. Creaba un círculo, dejaba que hablaran los miembros de la tribu y al final tomaba la palabra, no para decirles lo que tenían que hacer, sino para generar cierto consenso. “No te metas en el debate demasiado pronto”, le aconsejó al joven Mandela. El truco del Liderazgo es dejarte convencer tú también. En palabras del líder sudafricano, “es sabio persuadir a las personas de que hagan cosas y hacerles pensar que ha sido su propia idea”.
4. Conoce a tu enemigo – y aprende su deporte favorito. En los 60, Mandela aprendió afrikáans, el idioma de quienes crearon el apartheid. Quería conocer el punto de vista de sus oponentes, lo que fue muy valioso en las negociaciones hacia la democracia. Aprendió sobre sus costumbres y sobre el rugby. Y se dio cuenta de que los afrikaaners estaban tan orgullosos de África como los negros, y se sentían discriminados por el gobierno británico.
5. Mantén cerca a los amigos –y más cerca aún a los rivales. A su casa de Qunu invitaba a mucha gente de la que no se fiaba, pero quería conocer su punto de vista. Ya libre, pasó mucho tiempo con el Presidente De Klerk, defensor de los privilegios de los blancos. Para Mandela, abrazar a los rivales es una forma de controlarlos: son más peligrosos campando a sus anchas que dentro de su círculo de influencia. Ama la lealtad, pero nunca le ha obsesionado, porque sabe que “la gente actúa por su propio interés”.
6. Las apariencias importan –recuerda sonreir. Cuando Mandela era un estudiante pobre de Derecho en Johannesburgo, conoció a Walter Sisulu, agente inmobiliario y joven líder del Congreso Nacional Africano (ANC). Sisulu quería hacer del ANC un partido de masas, “y encontró un líder de masas”. Alto, corpulento (ex boxeador), con una presencia impresionante. En la campaña presidencial del 94, Mandela no destacaba por sus discursos, sino por su iconografía, por su imagen. “La sonrisa fue el mensaje”.
7. Nada es blanco ni negro. La vida no es una cosa o la otra. Mandela siempre ha estado a gusto con la contradicción. Como hombre de estado, siguió leal a Gaddafi y Castro, que habían apoyado al ANC cuando en Estados Unidos se le consideraba un terrorista. Las personas pragmáticas saben que un problema tiene muchas causas.
8. Dejarlo también es liderar. De muchas maneras, nos cuenta este periodista, el mayor legado de Mandela como Presidente de Sudáfrica es cómo lo dejó. Elegido en 1994, probablemente podría haber sido presidente de por vida. Tras 27 años en la cárcel, a nadie le habría extrañado. Pero prefirió dejar su puesto a un sucesor. En 1964, cuando llegó a Robben Island, Mandela era cabezón, impulsivo, demasiado emotivo. Cuando salió de allí había aprendido a ser más equilibrado y disciplinado. “Había madurado”, reconoce. Y no hay nada más escaso –y valioso- que una persona madura, escribe el editor de Time.