Opinión

2022 será un año raro y complejo

Por Otto Granados


2022 va a ser lógicamente un año muy complejo y raro en casi todos los sentidos. Por un lado, si bien este año el crecimiento económico nacional estará cerca del 6%, luego del 0% en 2019 y -8.5% en 2020, todas las proyecciones sugieren que el próximo será inevitablemente más bajo, entre otras razones por la salida de capitales, menor inversión privada, mayor inflación, mala calidad del gasto público y un largo etcétera. 

La consecuencia es que el empleo formal no repuntará creando presiones adicionales sobre el ingreso, la producción y el consumo y, por otro lado, las tensiones sociales y la polarización política se agudizarán a partir de que el previsible agotamiento del Gobierno federal va a estimular aún más la toma de malas decisiones para la democracia, las libertades y el Estado de Derecho.

Aún estando en mejores condiciones, Aguascalientes no podrá permanecer al margen de las consecuencias de un panorama crítico y sus siguientes años dependerán mucho de la eficacia, la estabilidad y la inteligencia con que sus distintos actores y el electorado sepan afrontar la transición en el Gobierno del Estado. Quien quiera que llegue recibirá un Estado con activos importantes y también desde luego con problemas y retos, pero veamos el reciente índice de progreso Social 2015 2020 que acaba de salir justamente esta semana, donde Aguascalientes se posicionó en el tercer lugar nacional, mientras que 5 años atrás estaba en el cuarto, destaca, por supuesto en vivienda y servicios públicos en salud, en calidad medio ambiental, etcétera, donde por ejemplo anda entre el primero o el segundo lugar, pero la cuestión más importante, es al mismo tiempo la más sencilla: gobernar, porque hasta ahora, ningún candidato de ningún partido ha presentado, así sea superficialmente algo parecido a un programa o al menos un conjunto de ideas para saber lo que haría con los asuntos para el Estado desde el agua y la seguridad hasta la educación y la innovación. Y esta carencia sí puede ser un factor muy corrosivo en el corto plazo.


Pongamos las cosas de una manera muy didáctica, muy pedagógica. Ningún Estado tiene el futuro asegurado y en las actuales circunstancias del país es más que evidente que el fracaso de Morena en el nivel federal puede arrastrar a la mayoría de los Estados. Que no suceda dependerá de varios elementos, el primero de los cuales es si el siguiente Gobierno estatal, quien lo encabece y su equipo, tendrán la capacidad, la experiencia, la preparación y la voluntad de hacer una gestión aceptable. No está claro y deben quizá los aspirantes entender una cosa: popularidad no es igual a efectividad; estilo no es igual a sustancia y redes, no es igual a resultados. La historia del desarrollo y la revisión de los casos de éxito en las décadas recientes coinciden en demostrar que en el contexto de una economía de mercado eficiente, los factores que explican el progreso suelen incluir un genuino Estado de derecho, instituciones públicas sólidas, una política apropiada de educación, investigación e innovación tecnológica, un ambiente regulatorio, abierto y amigable, una visión global y, sobre todo, una clase empresarial moderna, creativa y productiva. Cuando estos factores trabajan con razonable sinergia y de manera consistente, las posibilidades de asegurar un desarrollo sostenible de largo plazo son, lógicamente, mayores. 

Por su tamaño y por sus características urbanas, Aguascalientes es ya una ciudad Estado con una buena dosis de capilaridad y de cohesión social. En términos más amplios, con los años y a consecuencia de buenos niveles de crecimiento, Aguascalientes se ha convertido en una entidad estable y sin graves inequidades sociales o por lo menos no tan acentuadas como en otros lugares. Y esto, sin embargo, la ha situado en una peligrosa zona de confort.

 Paro no condenarlo a esa comodidad es claro que el papel del siguiente Gobierno será asumir un liderazgo novedoso, profesional y fuerte que trate de llevar Aguascalientes, junto con todos los sectores, a ser genuinamente más exitoso y más competitivo en las complejidades tan variadas del siglo XXI y eso a estas alturas, todavía está por verse.