Opinión

San Sebastián Mártir

Por Ricardo Cañas


Santo Patrono de la Ciudad de Veracruz
Nacido en el ceno de una familia de nobles en Narbona (Francia) en el año 256, a temprana edad recibió el Bautismo. Fue educado en Milán y años más tarde se alistó en el ejército romano para practicar su religión y convertir a la fe cristiana a todos los que pudiese.
Se sabe que era   soldado valiente y físicamente apuesto, que formaba parte de la guardia del palacio imperial en época en que gobernaba el emperador Diocleciano. Sebastián era por él muy apreciado porque tenía un aire guerrero y a la vez sumiso. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios de idolatría. Visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión. Se atraía las simpatías de cuantos le iban conociendo. Diocleciano llegó a nombrarlo jefe de la primera corte de la guardia pretoriana imperial y le distinguiese con otros honores merecidos. Pero no sabía el emperador que un tan aguerrido oficial fuese cristiano y no adorador de los dioses del Imperio.
COMIENZA EL MARTIRIO DEL SOLDADO SEBASTIAN
Fue denunciado por otros soldados al emperador y al enterarse este dejó ya de ser su preferido, se le amenazó y tuvo que padecer los más fuertes castigos, hasta morir por no haber querido renegar de su fe. El que se había ganado la confianza de Diocleciano por haberse destacado en muchas batallas como uno de los soldados más intrépidos, y también por sus costumbres ejemplares, alejadas de los libertinajes de la milicia, desde que confesó paladinamente ser cristiano se convirtió en pesadilla y obsesión suya, fue odiado por él con verdadera ferocidad.
Hubo en Roma una temporada de paz, sin persecuciones como en época de Nerón, que permitió que Sebastián pudiese propagar su sagrada fe en ejército y entre civiles distinguidos de donde se encontrara, todo bajo secreto ya que era posible que se diera de un momento a otro la persecución en contra de los cristianos.
Pero el martirio de San Sebastián tuvo lugar antes de estar implantada la reorganización: finalizando el siglo tercero, cuando se iniciaba la persecución, que se limitó al principio casi exclusivamente a los oficiales y soldados del ejército. Diocleciano supo de algunos soldados que eran cristianos, y los mandó a matar sin piedad alguna, Sebastián, ayudado por el sacerdote Melquíades, recogió los cuerpos para darles una sepultura cristiana.
 Tomó también parte en un juicio contra unos cristianos, defendiéndolos valientemente. Por otra parte, como estaba acentuándose la persecución y no pocos cristianos habían sido ya detenidos, no cesaba de avisar a los que estaban en peligro de detención ni de visitar y consolar a los prisioneros. Por fin, convertía a más personas, creando en algunos casos sorprendentes milagros.
Al sentir que se acercaba su fin, comenzó a prepararse con mucha oración y haciendo el bien común con buenos actos. Ya enterados Diocleciano y Maximiano de las actividades del valiente capitán, fue llamado para que diese cuenta de sus actos.
LA PRIMERA EJECUCIÓN
Ni con amenazas pudieron hacerle renunciar a la fe de Jesucristo. Y por esto fue condenado a morir a saetazos, atado a un madero (algunos artistas pintan un árbol o una columna), muy cerca del palacio del emperador. Las flechas se clavaban en distintas partes de su cuerpo, del cual brotaban ríos de sangre ante la presencia de muchas personas que observaban la ejecución. Los arqueros disparaban sin cesar y sin equivocar un solo flechazo, mientras que Sebastián sostenía fijamente su mirada al cielo de donde obtenía la fuerza para resistir. Cuando su cuerpo cayó desfallecido los verdugos dejaron de lastimarlo y lo abandonaron ahí pues creyeron que ya había muerto.
SU RESCATE Y SEGUNDA EJECUCIÓN Y MUERTE
A pesar de las graves lesiones él vivía aún. Sus amigos junto con una mujer llamada Irene (Santa Irene), retiraron su cuerpo para darle sepultura; pero al darse cuenta que respiraba, lo llevaron a la casa de ella en donde con gran dedicación le curó sus heridas y lo alimentó. Una vez sano sus amigos le recomendaron que huyese del lugar pero en vez de eso, nuevamente se presentó con gran valor ante al emperador Diocleciano quien le creía ya muerto y sepultado, quien al verlo se aterrorizó. El joven Sebastián con más seguridad proclamó ante él su fe y le reprendió por su crueldad. Indignado Diocleciano, le echó de su presencia, mandando que fuese azotado sin piedad hasta asegurarse de quedar muerto.
Los soldados cumplieron el mandato y para impedir que sus seguidores lo sepultaran arrojaron el cadáver en una cloaca donde finalmente se perdió, pero Santa Lucina tuvo por la noche una visión, en la que el propio Mártir le dijo dónde estaba su cuerpo y dónde quería se le diera sepultura, se llevó a cabo el encargo; el Mártir fue enterrado en la Vía Apia, en la célebre catacumba e iglesia que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.
San Sebastián Mártir es invocado internacionalmente como protector de la humanidad contra la peste, las epidemias, las enfermedades, esto lo hace constar la inscripción de su sepulcro: «A Sebastián, mártir y campeón de Cristo, defensor de la Iglesia, terror de la peste».
LA CIUDAD DE TABLAS LO ELEVA COMO SANTO PATRONO
En el siglo XVII la insalubre ciudad de tablas de la “Nueva Vera Cruz” era constantemente azotada por enfermedades, grandes epidemias azolaban la población, en el año de 1649 los porteños implorando la ayuda divina para desaparecer las enfermedades fue sacado en procesión por las calles de la ciudad una imagen de San Sebastián Mártir seguido de toda la multitud que conformaban todas las clases sociales, y en un increíble evento una epidemia de fiebre amarilla que aquejaba la ciudad en esos tiempos se desvaneció, y se le nombró entonces el día 27 de septiembre de ese mismo año Santo Patrono de la Ciudad de Veracruz, se le construyó una capilla que se encontraba alrededor de lo que hoy es la esquina de la Avenida 5 de Mayo y Hernán Cortés, al paso de los años fue abandonada y en la invasión norteamericana de 1847 fue destruida durante el bombardeo pasándose todas su reliquias a la desaparecida iglesia de Nuestra Señora de la Merced que se ubicaba en la esquina de Independencia y Canal y finalmente su imagen se encuentra dentro de la iglesia Catedral de la ciudad de Veracruz. En 1844 en antiguo convento y hospital de Belén se le cambia el nombre a Hospital San Sebastián, mismo edificio que hoy ocupa el Instituto Veracruzano de Cultura, aunque ya existía desde el siglo XVII en nuestra ciudad un hospital – que debió ser pequeño- con ese nombre y estaba localizado en el área de La Caleta. San Sebastián no es santo patrono exclusivo de Veracruz, hay decenas de ciudades en todo el mundo en donde es venerado, inclusive hay ciudades con su nombre, siendo también uno de los santos mas pintados   en cuestión artística, artistas veracruzanos de la talla de Gustavo Pastrana, Sergio Camacho, Carlos Sanabia, Armando Salúm, entre otros   han realizado magníficas obras de este Santo, las cuales han sido expuestas en los diversos recintos culturales de nuestra heroica ciudad.
LAS FIESTAS PATRONALES DE SAN SEBASTIAN EN VERACRUZ
Las fiestas patronales de San Sebastián habían sido abandonadas y casi olvidadas por décadas, la sociedad veracruzana junto con el decidido apoyo del Gobierno del Estado, el Ayuntamiento de Veracruz y la Diócesis de Veracruz haciendo una labor de rescate han emprendido nuevamente las fiestas patronales desde el año 2008 con un favorable resultado, este año se realizaran en grande, el día 20 de enero   arrancará la procesión desde el Tranvía del Recuerdo por la avenida Independencia hasta Catedral donde se oficiara misa entre otras actividades más. En el Museo de la Ciudad el día martes 21 a las 8 de la noche en la sala “A” se inaugurará la exposición de pintura, escultura y fotografía dedicada   a este Santo Patrono de Veracruz, por lo cual están todos cordialmente invitados.
 
La Ciudad de Tablas de la Nueva Veracruz.
 
El soldado Sebastián dando caridad a los presos.
 
 
San Sebastián alejándola peste amarilla de Veracruz.
 
El Hospital de San Sebastián.
 
San Sebastián Martir de Marco Palmezano.