Opinión

¿Qué hacer ante la crisis?

Por Otto Granados


Por si ya fueran pocos los males que aquejan a México desde que inicio el actual Gobierno Federal, ahora se suman las graves tensiones internacionales que derivan del ataque perpetrado por la Rusia de Putin contra Ucrania, en un intento por hacerse de esa república, violando todo tipo de legalidad internacional y confirmando que los peligros actuales derivan de los autócratas que gobiernan hoy en varios países.

No obstante, este conflicto no debe hacernos perder de vista que paulatinamente México ha entrado en un espiral de deterioro y no debemos distraernos de lo importante que es, cómo salir de la crisis en que estamos metidos.

En México, a la fecha se han producido más de 617mil muertes por COVID, la línea 12 del metro de CDMX colapsó por fallas en su construcción, supervisión y mantenimiento, la caída de la economía en el año 2020 fue de 8.2% y a la fecha solo crecerá un 2%, la inflación aumentó 7.22%, incrementando el número de nuevos pobres a 13 millones de mexicanos, se estima que 5.2 millones de niños dejaron la escuela, 400  mil negocios reportan haber cerrado, se perdieron 647 mil empleos formales, se han producido 103 mil homicidios dolosos tan solo entre 2019 y 2021 y las empresas emblemáticas del gobierno, Pemex y la CFE están prácticamente en quiebra técnica.

Puede afirmarse con objetividad, que el país jamás había vivido un momento tan crítico como ahora desde hace por lo menos 50 años, asimismo, según todos los indicadores no es probable que cualquiera de esas variables mejore los próximos dos años y medio que le restan a este gobierno.

Por lo tanto, la gran pregunta es: ¿Qué hacer ahora? La primera consideración es que lo estados que si funcionan, como Aguascalientes, deben comprender la gravedad del problema y asumir que blindarse del desastre nacional, dependerá de lo que hagan en favor del estado, todos los actores locales, desde los gobiernos, empresarios, medios, organizaciones civiles, universidades, actores políticos y legislativos, los partidos y los ciudadanos, ya que no hay alternativa, más que hacerlo en conjunto.

La segunda consideración tiene que ver con el establecimiento de prioridades para el futuro inmediato, toda la información disponible indica que el gobierno estatal que concluye en septiembre entregará buenas cuentas, sin embargo, el desafío posterior recae en que la siguiente administración entienda cabalmente que sortear la tempestad de la economía, de la inseguridad, salud y educación, va a depender de la continuidad de las principales políticas, así como de la capacidad de innovación que demuestren para mejorar las áreas estratégicas.

La tercera reflexión recae en la ciudadanía, en la claridad y buen juicio de cada habitante del estado para elegir y exigir lo que quiere del futuro gobierno, ya que elegir un buen gobierno es una decisión tan importante como las que tomamos diariamente para quienes más nos importan, para nuestras comunidades y para nosotros mismos, siempre apostando por corregir y mejorar desde lo propio.