Opinión

José Emilio Pacheco...

Por Ivonne Moreno


Se sostiene de diversas maneras la memoria (precisamente así y no recuerdo) a escritores de la talla de José Emilio Pacheco, pues él fue un escritor en contra de la nostalgia y del culto irrevocable al pasado. No obstante José Emilio es un cronista de una época de México, en especial como metrópoli, ya ausente en nuestros días.
José Emilio Pacheco el laureado poeta, el impecable traductor y el infatigable narrador de historias entremezcladas de atmósferas urbanas, plagadas de personajes de   sentimientos ocultos y encontrados, queda en el porvenir certero de las plumas gratas a la altura de reposos satisfechos después de su lectura.
Las emociones dibujadas en los panoramas literarios de Pacheco nos inundan de la certidumbre de escoger como lectores un buen menú literario, pues Pacheco colma los preliminares de un variado recorrido gráfico cuando uno como descifrador de signos decide sopesar y no aligerarse en las torres babélicas de las descripciones y las metáforas poéticas:
Solo en meditar:
A quién le puede interesar
Que otros hagan el gran poema
De libros unitarios
De rotundas obras
Que sean espejo de armonía
A mí solo me importa
El testimonio del momento
Que pisa las palabras
Que dicta en su fluir
El tiempo en vuelo…
La poesía que busco
Es como un diario donde
No hay proyecto ni medida….
Nos encontramos con un escritor del justo-medio, lo cual es cualquier campo de la vida es difícil, sin cronómetros, ni geografías….sin cortapisas ni bosquejos pedantes de versos puristas, si no un hombre en busca de la palabra como medida de su instinto, de su condición humana.
José Emilio Pacheco será recordado por Las Batallas del Desierto, por El Principio del Placer, por La Edad de las Tinieblas, Morirás Lejos. Por ser compañero de generación de Sergio Pitol, Elena Poniatowska, de Juan Vicente Melo, de Carlos Monsiváis, Por haber recibido innumerables premios entre ellos el Reina Sofía y el Cervantes, y sin duda alguna por Alta Tradición, el poema estandarte de varias generaciones;
No amo a mi patria
Su fulgor abstracto es inasible
Pero (aunque suene mal)
Daría la vida por diez lugares suyos
Cierta gente, puertos, bosques
De pinos, fortalezas…
Una ciudad deshecha gris, monstruosa
Varias figuras de su historia
Montañas y tres o cuatro ríos….
De tal modo el compilador de otra realidad, de la ficción, de la memoria crítica de lo cotidiano, resurge entre las otroras dimensiones de lo estético-literario y de una ciudad de figuras épicas de su propia historia, campeando con sus propios cides y batallas, esas las de Emilio y sus agudas contra-elegías.
La obra literaria impacta en nuevas formas de hacer poesía como en este poema de Frida Varina, poeta mexiquense, dedicado a Pacheco:
Cuando muere un poeta
Los demás mueren también…
Cuando muere un poeta
En todos renace su palabra
Y su transición se hace grande, serena
Universal…
Somos la carne del verso
Su autor savia infinita
Que circula cada vez
Que se dice que se habla
Suena a campanas en el desierto
Se consagra la palabra del poeta
Somos ahora un poco autores
Por haber sido parte de la poesía.
El poeta nos incorpora al mundo
Como sello de agua
Sobre el papel de la vida diaria
Marca el fuego del tatuaje de las
Permanencias sagradas
Y señala el camino de regreso….
Le parece exista un mayor homenaje a José Emilio Pacheco… Les invito a degustar su obra este miércoles 5 de febrero a las 20:00 horas en lobby del Teatro “Francisco Javier Clavijero”. Participan en la Mesa Redonda: Jorge González, Josué Martínez, Jaime Velázquez, Beatriz Melo y una servidora… Los esperamos.