Opinión

Trabajo en equipo con sentido

Por Roberto Matosas


Vive sin aparentar. Ama sin depender. Escucha sin defenderte. Habla sin ofender.
He disfrutado enormemente del taller Trabajo en equipo con sentido que organizó la Asociación de Agentes Aduanles, al que fuí invitado a implementar por la dirección de la asociación. Comprobé que las tres pláticas han tenido una participación muy abierta para compartir deseos de mejorar, expectativas, dificultades, retos y aspectos que pueden ser afinados y puestos en práctica en el día a día. Lo que habla de un creciente interés en la información que presentamos o, simplemente, la posibilidad de juntarnos nos da oportunidad de hablar, ser escuchados, integrarnos. El camino que la dirección del Ing. Arturo Reyes Rosas ha elegido para hacer las cosas de una manera diferente es informar sobre todos los aspectos siempre mejorables en el ser humano. Si no se renueva y se libera la riqueza que posee cada uno y que está en estado germinal, mejorará la empresa? Más aún, si la persona no mejora, crecerán los grupos?
Por qué importa el desarrollo personal y la larga cola de invitados y parientes que viene detrás- productividad, eficacia, resultados, vida de calidad, etc.? Sólo porque necesitamos mejorar el servicio? O porque hemos llegado a un punto que si nos nos ordenamos, nos organizamos, nos entendemos, nos autoconocemos, aprendemos a confiar en nosotros y en las personas que dirigimos; si no nos renovamos ¿podemos seguir echándole la culpa a la cultura... a la actitud y a la apatia de la gente que no colabora?
Cuándo empieza uno a ocuparse seriamente por su futuro? Normalmente cuando le llega el agua a las narices, cuando la situación se hace insostenible, por la perdida de tiempo y energía que nos cansa, nos abruma y nos hace sentir cada vez más chiquitos; cuando el paradigma (creencias) anterior ya no responde a lo que pide la época, la empresa y, sobretodo, uno mismo. Cuando de vez en cuando se nos cruza la idea de que merecemos un poco más y que para lograrlo hay que pagar un precio. Y reconocemos que primero, hay que pensar de otra manera, segundo, liberar la iniciativa y tercero, dar ese pequeño paso que, además, es el único que nos pide la vida para ser más: acción!
Las actividades que se han iniciado de sensibilizar a todos los colaboradores de la Asociación de Agentes Adunales, sobre la urgencia y la necesidad de mejorar, requerirá no solamente paciencia, conocimientos, abrir el "paracaídas de la humildad" y de la voluntad. También demostrar quién es cada uno de verdad. A qué aspira, cuál es su proyecto de vida y si en realidad demuestra que cree en el "nosotros", verdadero motivo del trabajo en equipo. ¿Qué seguirá aportando cada quién para iniciar, continuar o mejorar el contagio en esa construcción personal? Hay mucha gente que está deseando hacerlo realidad y responder a esa pregunta existencial que todos- sin excepción- tenemos que clarificar para que la vida se llene de sentido: ¿quién me propongo ser? y que está pidiendo abrirse paso. Porque ya estuvo bien de referirnos, una y otra vez, al cuento del bote con los cangrejos que lo quieren abandonar y los que jalan para que no dejen la zona de comodidad; porque ya no seducen las excusas del conformismo y sus puertas siempre abiertas para los adeptos a los fans de su club; porque la vida es demasiado corta para vivirla solo aspirando a las migajas del banquete.  
Es probable, tomando aquella acertada y sabia expresión de que haya que ir como el salmón, contra la corriente. Y qué? Estaremos mejor que ahora, llorando por dentro, quejumbrosos y en silencio, dejando que el potencial se muera de aburrimiento por el temor al qué dirán o porque otros no quieren que larguemos el lastre de tantos años y que ya estuvo bueno de sobrellevar? Elegiremos los mismos caminos estrechos, limitantes, bloqueadores y dejar la parte más noble de la personalidad encerrada dentro de un "catenaccio" castrante cuando está pidiendo de una vez por todas jugar a la ofensiva?
Con el optimismo necesario para hacer que las cosas sucedan, estoy convencido de lo escrito por la antropóloga Margaret Mead:
 "Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado.”
Roberto Matosas
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