Opinión

Homenaje a Alejandro Schwartz

Por Ivonne Moreno


Texto introductorio al organizado por el Grupo Cultural Fénix en la USBI
En esta ocasión nuestro discurso va contonearse y llevar los acentos y las sílabas a ritmo del cuerpo pues vamos a referirnos a un caballero cuyo kinema lo llevó a envolver su vida al movimiento.
Para nuestro homenajeado, la danza es la pulsión de la vida humana y expresarse por medio corporal es el fluir expresivo de extremidades, tronco y espíritu.
La convulsionada década de los sesenta, lo vio debutar en el Teatro Clavijero con la obra Los Patinadores y es con la guía del profesor de La Sota, donde ingresa al apasionante disciplina de la Danza.
Es también a finales de 1967 cuando ingresa a la Compañía de Danza de Universidad Veracruzana con el maestro Tulio de la Rosa, preámbulo de espacio donde se convertiría en los años 1980- 1986 en Director de la Escuela de tal rama artística en la ciudad de Xalapa.
No obstante su inquietud, buena disposición y arrojo lo llevaron a Bellas Artes en un año crítico para México y el mundo 1968.
Es desde este año y sus conexiones con Josefina Lavalle y Farnesio Bernal los escaños para las puestas en escenas de Danza para cinco palabras y Pedro y el Lobo.
Los atributos para la coreografía empezaron a ser motivo de interés para tan distinguido veracruzano, quien decide fusionar su amor por el arte en pasión oscilante entre la corporeidad y la música.
Años más tarde formó parte del Ballet de Cámara Stagium en Sao Paulo y del Ballet Contemporáneo de la República de El Salvador.
En su madurez y prolongando su preparación docente lo han convertido en Director de su propia compañía de Danza Módulo, además de compartir en el puerto de Veracruz su amor al terruño y a la divulgación artística campos donde se ha desarrollado como Director del CEVART y del Centro Cultural de Las Atarazanas.
Cubriendo de tal modo varias facetas de vida profesional pródiga y creciente, el talento de nuestro personaje conmina un poema de ágil y gracioso giro, de cabalgata hacia la luna, tomando al mar como manto dúctil hacia el infinito universo de compases y la armonía de los gestos y las posturas, señoras y señores con ustedes y nosotros el maestro: ALEJANDOR SCHWARTZ.