Opinión

Tlahuiscalpantecuhtli: El Caminante Celeste

Por Ivonne Moreno


Exposición en el Museo de Arte del Estado
La vida humana no prescinde del mito. A lo largo de la historia esto ha quedado fehaciente en sus creencias, ideologías, leyendas, hasta el día de hoy, en el contexto de las conductas sociales en ámbitos citadinos disímbolos se generan las leyendas urbanas, y entonces el mito cuyo origen griego quiere decir relato, sigue vivo.
El mito señalado por Mircea Eliade como una historia sagrada donde se narra un acontecimiento sucedido durante un tiempo primigenio cuando el mundo no tenía la forma actual. Se sostiene como consustancial al hombre.
Con tales   argumentos se cita a la naturaleza, a la leyenda y a la imaginación   cuyo empate con la geografía ve nacer   la eclosión paisajística en México, espléndidos marcos para litografías, acuarelas y óleos, la obra de los siglos XVIII al XX así lo avalan en la historiografía de la pintura en nuestro país.
Veracruz no fue la excepción. Desde El Camino Real al mar, las montañas, flora y fauna, exhibieron a costa de la República como un paraíso.
Aprovechando la coyuntura de tan estético panorama, la maestra Milena Koprivitza directora del Museo de Arte del Estado ubicado en Orizaba, realizó la curaduría de la hermosa exposición TLAHUISCALPANTECUHTLI o El Caminante Celeste como un homenaje al Pico de Orizaba.
De este modo las hechuras y miradas de Andrews, Gonzalo Argûelles, H. Bertrand, Casimiro Castro, Joaquín Clausell, Alexander Von Humbold, Eugenio Landesio
Es con tales antecedentes nos vamos preparando como espectadores y con tendencias y no a apreciar los dones de la orografía, no dejamos de admirar la gloria nevada de nuestro estado: el Citlaltépetl.
Los caminos se hacen al andar los plasmó en sabias coplas Antonio Machado y de tal modo pintores viajeros hacen nota, pisando y haciendo huellas hacia El Pico de Orizaba donde vuelve a retomarse la leyenda de Quetzacóatl y su sacrificio, al brindarse él mismo como expiación y ofrenda a la Tierra.
Caminante conminado al cielo el Citlaltépetl torna su belleza al nuevo siglo, se funde con la demanda del entorno en sortilegio de encontrar entre los hombres la comunión entre la simiente geodésica y el respeto por lo hierático origen de las montañas.
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