Opinión

De que somos creativos

Por Ramón de la Peña


Hace poco recibí un mensaje por Internet que refleja o destaca una de las características esenciales a promover en nuestro hijos y en nuestros alumnos: la creatividad, para que puedan tener más posibilidades de que les vaya bien en su vida. El mensaje se inicia diciendo:
“Yo tengo un sueño muy liviano, y en una de esas noches, el ruido de alguien andando sigilosamente por el jardín de mi casa, me despertó. Me levanté lo más silenciosamente que pude y me quedé escuchando los leves ruidos que venían de afuera, hasta ver una silueta pasando por la ventana del baño de mi casa.
Mi casa es muy segura, puse rejas en las ventanas y trancas internas en las puertas, así que no me preocupé demasiado, pero no quise no hacer nada sabiendo que el ladrón estaba en el jardín de mi casa.
Así que llamé a la policía y les informé lo que estaba pasando y les di mi dirección. Ellos me preguntaron si el ladrón estaba armado; de que calibre era el arma, si estaba solo y si ya estaba dentro de la casa. Aclaré que no y que de las características del arma no sabia nada, Me dijeron que no había ningún patrullero para ayudar, pero que iban a mandar a alguien en el momento que fuera posible. Que si pasaba algo que volviera a llamar, se imagina lo que sentí en ese momento.
Un minuto después llamé nuevamente y dije con voz calmada: Hola, habla fulano de tal hace un rato llamé denunciando que había alguien en mi jardín. Les quiero decir que ya no hay necesidad de que se apuren. Ya maté al tipo con un tiro de escopeta calibre 12, que tengo guardada para estas situaciones. El tiro se lo di en la cabeza y ahora sus sesos están regados por todo el jardín.
Pasados menos de tres minutos, había en mi calle cinco patrullas de la Policía Federal Preventiva, un helicóptero de la PGR, una unidad de bomberos, el defensor del pueblo, dos patrullas de la AFI, un equipo de reporteros de televisión; fotógrafos y un grupo de los derechos humanos, que no se perderían esto por nada del mundo.
Ellos pescaron al ladrón in fraganti, quien estaba mirando todo con cara de asombro. Tal vez pensó que era la casa del jefe de policía. En medio del tumulto, un oficial se aproximó y me dijo: Creí que había dicho que había matado al ladrón. Y claro yo le contesté: Creí que me habían dicho que no había nadie disponible.”
Pero cuidado, que los malos también son muy creativos. Déjeme contarle lo que le pasó a un amigo, resulta, me dice Katchumo que al subirse a su automóvil, lo arranco y vio por el espejo retrovisor en forma instintiva para verificar que no hubiese nadie, como casi siempre lo hacemos todos en forma instintiva, y para su sorpresa vio una hoja grande de papel pegada en el vidrio trasero. Se bajó muy enojado, abrió la puerta, se bajó del carro y casi corriendo llegó hasta la parte de posterior de su automóvil, cuando estaba quitando la hoja de papel, un sinvergüenza creativo se subió al carro de mi amigo, y arranco y se alejó rápidamente, pues mi amigo había dejado el carro encendido, había dejado su celular, y su computadora. Todo lo perdió, afortunadamente tenía su carro asegurado, pero perdió tiempo, dinero y computadora.
Como ve estimado lector, esa creatividad, esa capacidad de crear cosas nuevas y valiosas, esa capacidad para resolver problemas de una manera original, esa capacidad de llegar a nuevas conclusiones se puede usar para el bien o para el mal. Cada uno de nosotros al nacer lo hace con al menos cinco talentos genéticos predominantes, incluido el ser bueno para idear cosas, disciplinado, analítico, estudioso, positivo, pero ninguno nace con el talento, el valor o el hábito de la honestidad, de la veracidad, del respeto. 
Todos deberíamos de comprometernos a promover esos hábitos de comportamiento a través de la educación y formación en la familia, en la escuela, en nuestros grupos sociales y en lo que premia o no la sociedad o en lo que permite o castiga la misma sociedad.