Opinión

¡Desarrollas tu talento o te extingues!

Por Roberto Matosas


La semana pasada mencioné en esta tribuna que estamos en el mundo de la era del talento, de las personas. El capital, que sin duda sigue siendo crítico para muchas empresas, está dando paso al talento; es decir, estamos pasando del capitalismo al talentismo, porque muchas compañías se han dado cuenta de que grandes proyectos financiados no salen adelante sin el talento necesario.
La tecnología, que ha cambiado los hábitos de consumo y ha dotado de mayor transparencia al mercado, está provocando la evolución de los modelos de negocio de las compañías. Hoy no solo es necesario contar con suficiente financiación para moverse en entornos más globales, sino tener el talento crítico para ser capaz de utilizarlo como motor de crecimiento. Si echamos la vista atrás, la situación de los últimos cinco años no ha hecho más que corroborar un planteamiento que cada día es más evidente.
El talento no es aquel identificado como high potential para las empresas, sino la suma del conocimiento, compromiso e implicación que tienen los empleados para que, en el puesto que ocupen y en el momento en el que su organización decida hacer cambios, pongan todos esos elementos a favor para dar el salto como compañía, pero también como personas.
De mi parte sostengo que cada vez es más urgente acrecentar la necesidad de talento que tienen las empresas, un talento que es mucho más móvil, que permite trabajar de otra manera y tener fórmulas casi personalizadas con las que atraerlo y gestionarlo.
Vivimos en un mundo volátil e incierto, donde los comportamientos de los consumidores son rápidos y cambiantes; de manera que, aunque las compañías tengan una estrategia a medio plazo, prácticamente cada trimestre o semestre deben adaptarla, pues han de tomar decisiones en entornos que no son estables. Ante esta situación, que no es una consecuencia de alguna crisis económica, sino un cambio profundo que no tiene marcha atrás, el hecho de tener una calidad de directivos capaces de liderar será lo que marque la diferencia entre las compañías. Por eso, es tan importante revisar, corregir o adaptar un modelo de liderazgo y de gestión del talento adaptado a las circunstancias actuales.
¿Qué necesitamos?
1. Capacidad para establecer un liderazgo que se adapte al talento; y ya que estamos te digo que el liderazgo es un arte, una ciencia, una profesión y requiere- como lo expresó Max Anderson- de un juramento hipocrático.
2. La cúpula directiva tiene que, en primer lugar, generar relaciones colaborativas dentro de su empresa. Es fundamental que el ejecutivo entienda que él no va a tener todas las respuestas, pero sí las preguntas para que, con la ayuda de su equipo, juntos encuentren las soluciones.
3. Orientarse a soluciones, es decir, directivos focalizados en encontrar la solución que busca el cliente de una forma holística. La solución es la experiencia final, que va más allá del producto o servicio. Hoy no es suficiente con tener, por ejemplo, un hotel bien situado y confortable, sino que es primordial ofrecer una experiencia satisfactoria desde la acogida inicial hasta el final de la estancia.
4. Aspecto esencial es la implicación del directivo en la ejecución de los planes y el liderazgo a través del ejemplo. Es imprescindible ver al ejecutivo implicado en que la estrategia se convierta en plan de acción.
5. Desarrollo del potencial humano. Mientras nuestros directivos no sean capaces de detectar quiénes son las personas con capacidad de influencia, cómo desarrollar su potencial y reconocerlas; en definitiva, lograr que esas personas los perciban como sus propios desarrolladores de talento, las empresas no podrán dar el salto. Los ejecutivos de las compañías deben convertirse en auténticos gestores del talento, pues esta tarea no solo compete a los departamentos de los mal llamados “Recursos Humanos”, sino que la gestión del talento ha de estar en la cadena de valor de las relaciones diarias.
Estos grandes retos del directivo son los que realmente harán que una empresa sea capaz de dar el salto necesario en el modelo de negocio. Se han percatado las empresas de esto? Estamos desarrollando planes para alinear el talento a la estrategia del negocio? O seguimos con la mentalidad de la era industrial, centradas en el nefasto legado de paternalismo, victimismo y comportamientos tóxicos?  
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