Opinión

Democracia con ponderación educativa

Por Ramón de la Peña


Ingeniero, me aborda Katchumo, mi asesor de Santa Catarina, recuerdo muy bien la última sesión de planeación que compartí con usted. Recuerdo que usted nos mencionaba que los tres factores que teníamos que definir en nuestro proceso de planeación estratégica eran la misión, la visión y el tercer factor incluía responder a cinco preguntas para tener un claro enfoque estratégico para el logro de la visión.
Recuerdo que la misión implica definir en forma breve, a qué se dedica la organización que la establece; que la visión es definir como se quiere que sea ese servicio en el futuro; que el enfoque estratégico implica responder lo siguiente para lograr la visión: ¿qué producto o servicio nuevo podemos ofrecer?, ¿qué factor clave en la operación debemos de cambiar radicalmente?, ¿qué ventana rota debemos de arreglar?, por ventana rota implica algo que está echado a perder, algo a quien nadie le importa o le preocupa atender; ¿qué amenaza externa nos puede afectar?; y ¿qué cambio de paradigma podemos ingeniar? Esta última pregunta implica, por ejemplo, decidir hacer un viaje espacial, o implantar el Tratado de Libre Comercio, o hacer un segundo piso en el periférico, o un segundo piso en constitución por en medio del río Santa Catarina, que por un lado vaya el metro y por el otro automóviles.  
Sí efectivamente, respondí, en esencia eso es lo que sucede en una reunión de planeación. Pero, me interrumpe Katchumo, ¿cómo podríamos usar ese concepto del enfoque estratégico para definir acciones para atender el problema de inseguridad que tenemos? Se me ocurre lo siguiente, le respondí: Por un lado como servicio nuevo volvería a proponer el implantar un servicio militar educativo obligatorio para los jóvenes que ni estudian ni trabajan y que son las personas buscadas para actividades delictivas, quienes pasarían un año en las instalaciones militares en donde se les enseñaría a ser ordenados, responsables, respetuosos de normas y reglamentos y de los derechos de los demás. Además se le enseñaría algún oficio que les den saberes útiles para su vida y para su trabajo.
Un par de factores claves a cambiar drásticamente sería por un lado los sistemas de seguridad municipal y estatal y por otro el sistema de procuración de justicia en el estado. Una gran ventana rota que tenemos es la gran diferencia que existe en el modo de vida y en el futuro esperado de los que más tienen, pueden y saben, con los millones de personas que menos tienen, pueden o saben. La estrategia usada en Medellín Colombia es un excelente camino para eliminar esa ventana rota.
La gran amenaza que tenemos es el flujo de armas que viene de los Estados Unidos, una posible acción es poner a las fuerzas armadas en la frontera como responsables de monitorear lo que entra al país en trailers y contenedores.
La quinta pregunta me induce a proponer un cambio de paradigma en nuestro proceso electoral para tener líderes competentes y eficaces. En el proceso actual casi todas las campañas se enfocan hacia los que menos tienen, saben y pueden, por ser mayoría y por estar acostumbrados y deseosos de tener elecciones frecuentes por los regalos que reciben.
¿Cómo revertir esa estrategia? Haciendo que el voto sea ponderado de acuerdo al nivel educativo de los votantes. Así para las personas que sólo hayan estudiado a lo más primaria su voto valdría uno. Para las personas con secundaria su voto valdría dos. Con bachillerato cinco. Con licenciatura, o posgrado su voto valdría diez. Pero mi correctora de estilo me dice no olvides que los recursos con que se pagan los salarios esos funcionarios provienen de nuestros impuestos por lo que una contrapropuesta pudiera ser que sólo voten los que pagan impuestos y los que en el futuro los pagaran, es decir los estudiantes universitarios.
Bajo ese esquema, ¿hacia quiénes se enfocarían las campañas políticas? Los juanitos no tendrían opción en este nuevo esquema de democracia.