Opinión

Gabriel García Márquez: Vivir para contarla

Por Alejandro Mier


Tras diagnosticarle cáncer linfático en 1999 al Premio Nobel de Literatura, nacido en Aracatas, Colombia, Gabriel García Márquez, se decía que “la Flaca” lo visitaba a menudo, insistiendo lo acompañara… sin embargo, tuvieron que pasar cerca de 15 años para que Gabo accediera a su petición, lo cual hizo este pasado jueves 17 de abril, en plena Semana Santa.
Es en esos ayeres de la década pasada, en los que después de leer su biografía, le dedicaba este Andares…
Gabo, Gabito, Gabriel, García Márquez.
Gracias por platicar como lo haces. Porque tú no escribes, hablas. Y te veo, te escucho y te siento porque Vivir para contarla es como compartir contigo una velada de cogñacs en la que entre risas, añoranzas y un mundo lleno de color conversas sin tregua. Del coronel, de Macondo, de Mercedes y hasta un poquito de ti.
¿Cómo se puede tener tanta paciencia, ser tan tenaz?
¿Cómo burlar las continuas trampas de la vida en su afán de desviarte de las letras?
¿Dónde te cupo tanta nostalgia?
¿Qué hiciste con el hambre, los maltratos y la dignidad?
Cuánto valor, compañero.
Vivir para contarla es, en efecto, una guía de lectura para toda tu obra. Puedes curiosear entre pasajes, personajes y lugares de Cien años de soledad, de El coronel no tiene quien le escriba, o Crónica de una muerte anunciada. Es también el camino más rápido para desempolvar los libros de antaño y no sé que sea más placentero, si el hecho de volver a saludar esos viejos amigos o la tranquilidad de que tu los recomiendas. Y es que ya lo sabes, no cualquiera le entra a la temida pregunta ¿Qué leen los que saben de leer? Por eso se agradece.
Cuánta razón tienes al decir que “la vida no es lo que uno vive, sino la que uno recuerda y como la recuerda para contarla”. Creo que has liberado a más de uno, que como yo, no tienen memoria. Gente que angustiada, re inventa a base de vagos recuerdos, destellos de imágenes fugaces que se combinan con sensaciones, nostalgias y olores, muchos olores.
Y a cuenta de esto, ¿No te he platicado de mi madre? Mi madre es un remanso de amor que en mis tiempos de estudiante de secundaria me recibía con una sopa de fideos bien calientita. Para evocar ese recuerdo sólo tengo que releer cualquier párrafo de Corazón, de Edmundo de Admicis. Entre sus líneas llegan a mi los aromas de mi infancia con sus juegos, alegrías, compañías y aventuras. Por ello, mucho te agradecería que lo agregaras en la fascinante lista de clásicos que recomiendas: El Quijote, La cabaña del Tío Tom, Las mil y una noches, Moby Dick, El hombre de la máscara de hierro, El Conde de Montecristo, Simbad el marino, Robinson Crusoe y La isla del tesoro.
Gabo, Gabito, Gabriel, García Márquez. No sé cómo llamarte. Los veo a todos como personajes distintos, llenando huecos de diferentes etapas de tu vida que en tu madurez se juntan.
No te voy a llamar García Márquez, sería imposible. Sería como faltarle el respeto a esa relación tan cercana que creaste entre nosotros con tu libro. Será mejor Gabo, es más de amigos. Sí, me siento más cómodo llamándote así y ese sentimiento ahora lo necesito ya que tengo algo realmente importante que decirte, y es que, mi querido Gabo, andan diciendo por la radio que te estás muriendo. Que las tres cajetillas diarias de cigarro de tantos años ya reclaman lo suyo. Diles que no es cierto, los vivos te extrañamos más que los que ya se fueron. No te vayas aún, mira que siguiendo tu consejo estoy castigando los adverbios terminados en mente excluyéndolos de lo que escribo, y apenas estoy gozando de sus beneficios y comenzando a aprenderte.
Tu, Gabo, estoy seguro de que tienes varias vidas. Si en verdad “la Flaca” te apura, ¿por qué no construyes un doble personaje –como Alejandro Dumas en El Conde de Montecristo- y mandas en avanzada a uno de ellos? El personaje Gabo, Gabriel o el que tu prefieras descansar pero creo que será bueno para todos que conserves entre nosotros al humano, al amigo, al narrador, al maestro que admiramos y queremos.
No te vayas aún, sería una salida muy fácil ahora que ya escribiste parte de tu biografía. Dile a quien te llama que faltan momentos por vivir, para después contarlos.
Una última cosa, Gabo, si la radio no miente, hazme un favor, no se te ocurra mejorar para mal.
andares69@yahoo.com.mx