Opinión

Los mitos de la cultura del ahorro

Por Ricardo Homs


Con motivo del día del niño, Mario di Costanzo, -presidente de la Condusef-, dio a conocer en un noticiero de radio que esa institución está desarrollando un programa de fomento de la cultura del ahorro dirigido a la niñez.
Con estos principios morales fuimos educados por nuestros padres quienes formamos parte de las generaciones anteriores. Se nos inculcó que el ahorro era un importante valor moral para garantizar estabilidad económica para los tiempos malos y para la vejez. Sin embargo, en el mundo de hoy ésto se volvió un sueño irrealizable, de lo cual nadie nos ha alertado. Ahorrar es un grave error que puede hacer desparecer nuestro dinero gota a gota a largo plazo.
Lo más grave es que las instituciones gubernamentales no han reparado en lo trascendente para el país, -y por supuesto para los mexicanos-, que el ahorro ya no sea una alternativa viable para asegurar nuestro futuro.
Si un pequeño ahorrador hoy llevara a la sucursal de su banco sus ahorros y pide que los pongan en una cuenta de inversión, esperando que con los años se multiplique su poder adquisitivo y cuando ya no pueda trabajar pueda vivir de los intereses, nadie se lo explicará, pero con las tasas de interés anual que actualmente le dará su banco, que estarán fluctuando, entre 1.5 % y como máximo 3.50% anual, -según lo que ofrezca la institución bancaria a la que acuda, el tipo de inversión que esta persona haya seleccionado y el monto del capital invertido,- tardíamente descubrirá que no sólo no hubo rentabilidad en los intereses, sino que la inflación redujo su poder adquisitivo, -o sea-, su dinero al final valdrá menos.
La inflación anual general, -identificada según se puede ver en el INPC que genera el INEGI y avala en su portal de Internet el Banco de México-, fue definida en 2013 en 3.25% y según los indicadores que hasta este momento ha dado el desempeño de la economía de nuestro país, se proyecta que para el último día de 2014 México alcance la cifra anual de inflación de 3.76%.
Como vemos, las tasas de interés que reciben por su dinero los pequeños ahorradores son inferiores al índice general de inflación, -a lo cual, además hay que deducir impuestos-, y si estos ahorradores se gastaran los intereses que reciben, entonces año tras año el capital invertido irá disminuyendo su poder adquisitivo.
Sólo cuando el monto del capital invertido rebasa el mínimo que se requiere para dejar de ser atendido en la sucursal del banco, -cifra que es de varios ceros-, y entonces por fin lo transfieren al área de inversiones, es que se le empezarán a ofrecer opciones de inversión con tasas anuales que superan la inflación y le dejan una muy, pero muy pequeña ganancia real.
Lo que este análisis pretende es destacar que los pequeños inversionistas, -que serían la grandísima mayoría de los mexicanos-, si dejaran de gastar y ahorraran para poner un negocio con su propio capital, -cuando el monto de lo invertido permita montarlo-, descubrirán que su dinero ya tiene menos poder adquisitivo que cuando lo entregó en el banco.
Sin embargo, el mito del ahorro aún hoy genera en el común de la gente la idea de que ahorrar e invertir su dinero en una institución bancaria o financiera, le permitirá vivir por el resto de su vida con los intereses devengados. Nada más alejado de la realidad.
Muchas fortunas familiares de los siglos XIX y hasta de mediados del XX, se hicieron con base en el ahorro de quien formó el capital. Gente trabajadora que sacrificó comodidades para ahorrar y poner un negocio para construir un patrimonio para su familia.
En cambio hoy, el modelo financiero vigente desestimula el ahorro, no obstante que cada vez se editen más libros que siguen estimulando las fantasías de la creación de grandes fortunas a partir de un pequeño capital manejado en el sistema financiero.
Un país donde el ahorro del ciudadano común invertido a mediano y largo plazo se desvaloriza, a futuro genera problemas sociales con una población que como sucede hoy, tiende a vivir muchos más años gracias al desarrollo de la tecnología médica y farmacéutica. ¿Con qué dinero vivirá esta gente que ya no está en su fase productiva?.
La decepción que provoca en los pequeños inversionistas descubrir que su patrimonio, -creado con grandes sacrificios y alimentado con la ilusión de un futuro seguro-, se desvaloriza, les lleva a caer en la tentación de invertir en infinidad de instituciones financieras que ni siquiera están reconocidas oficialmente y menos aún supervisadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y además están muy lejos de estar bajo la verificación de Condusef.
Estas instituciones con oficinas bonitas y lujosas, -montadas seductoramente con mucho glamour-,   atraen clientes con el señuelo de pagar mejores tasas de inversión-, pero terminan robándoles ese patrimonio, cómo sucedió con el mega fraude de la financiera norteamericana Stanford, donde muchos mexicanos perdieron su capital en 2009, y también durante ese año el caso de la empresa FGI Global Investment, que en México ofrecía 50% de rendimientos anuales, pero sin embargo, desapareció robándose 25 millones de dólares propiedad de 350 inversionistas de Jalisco, sólo por citar un par de casos.
Ojalá la Condusef, -de forma paralela a la promoción de la cultura del ahorro entre los niños-, tomase la bandera de los micro y pequeños inversionistas y promoviese, -por una parte ante el Congreso y por otra con la banca de desarrollo-, la búsqueda de nuevos modelos de inversión para garantizar que el dinero de este sector de la población no pierda su valor y quizá el ahorro se convierta en una alternativa viable de financiamiento para la creación de micro y pequeños negocios.
COMENTARIO AL MARGEN
Suena un poco extraño el caso en que está envuelto el técnico del Guadalajara, -hoy despedido-, Ricardo Lavolpe.
De ser cierto que únicamente se pretende defender a la masajista del club tapatío, -quien se dice fue acosada sexualmente por Lavolpe-, a ciegas nuestra solidaridad está con ella como parte agraviada. El respeto a la mujer debe ser absoluto.
Sin embargo, cuando surgen los detalles del supuesto acoso, así como lo relativo al contrato de Ricardo con la directiva del club, -que él mismo denuncia que nunca se firmó-, surgen muchas dudas respecto a los intereses que están en juego.
Ojalá se llegue al fondo del asunto, pues tan malo sería que las acusaciones en contra del director técnico fueran ciertas, lo cual debe sentar un precedente disciplinario que proteja al personal femenino, como que si ésto fuese un montaje por parte de la directiva para deshacerse de su técnico, también se paguen las consecuencias.
Exijamos que prevalezca la justicia.