Opinión

Un TRI recargado

Por Ricardo Homs


Hablar del partido México Brasil en un blog de este perfil puede parecer es inoportuno, pues ha sido analizado por todos los comentaristas deportivos de México y la prensa en general.
El análisis deportivo ha sido amplio y suficiente. Sin embargo, lo que hemos visto en el partido es un reflejo del espíritu nacional.
Se ha hablado extensamente de Ochoa, que sin duda merece el reconocimiento nacional por su excelente desempeño. Sin embargo, el resto del equipo tuvo también un gran rendimiento.
Vimos a un equipo organizado y disciplinado, que hizo muchas jugadas con total sincronización. Incluso, de forma individual vimos grandes jugadas que mostraban dominio del balón, talento y profesionalismo. Si no hubo goles no fue porque no hubiese tiros a gol de gran precisión, sino porque Julio César Soarez, -portero brasileño-, también tuvo un buen desempeño.
Surge una interrogante. Si el talento y la eficiencia son producto de la preparación y el trabajo profesional, y no de la improvisación, podemos suponer que es un potencial que está presente en todo momento, para dejarlo fluir cuando se desee. O se tiene o no se tiene.
Lo anterior nos lleva a concluir que el potencial surge y se manifiesta como producto de la actitud.
Una nueva actitud en el TRI fue la gran novedad. Seguridad en si mismos y disciplina, -seguramente entre otros atributos-, establecieron la diferencia entre el pobre desempeño de los meses anteriores comparado con el exhibido frente a Brasil. Incluso nos colamos en el mundial de última hora, -no por méritos nuestros-, sino por la ayuda involuntaria que nos dio la selección norteamericana.
¿No será este el reflejo de lo que sucede con nuestro país?
Es incongruente que México teniendo un gran potencial que lo ubica entre las quince economías más grandes del mundo, ocupemos el lugar 55 en cuanto a competitividad según el “informe global de competitividad 2013-14”, preparado por el Foro Económico Mundial.
Está faltando decisión por parte de las instituciones gubernamentales responsables de apoyar al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, que deben ser el corazón de la economía nacional. La falta de financiamiento barato y la carga fiscal complicada por la reciente reforma hacendaria, -que ha complicado el cumplimiento de las obligaciones fiscales-, que genera más trámites que implican distracción del pequeño empresario en labores administrativas, desenfocándose de lo primordial que es la productividad.
Por otra parte también debe salir el empresario mexicano de la visión de corto plazo que se conforma con la sobrevivencia.
Mucho muy complejo es diagnosticar a profundidad lo que mantiene dormido al gigante que es México, pero la selección nacional nos ha mostrado que cuando cambia la actitud y sobra voluntad para voltear a su favor las circunstancias, entonces los mexicanos nos volvemos competitivos y los resultados favorables lo demuestran.