Opinión

Cuentos de lobomar: Luis Martínez Wolf

Por Ivonne Moreno


¿Cómo abordar un libro versado sobre cuentos infantiles? ¿O deberíamos destacar el hecho de su lectura para los niños?

La relación cuento-infante se da en los primeros años de vida. Se ha recomendado sobre manera el hecho de relatar historias a los niños para iniciarlos a la misma… ¿quiénes lo hacen?  ¿se hace?

Pareciera ello un cuento largo o tal vez puro cuento…no obstante continua siendo una manera un tanto eficaz hacia el circuito de la lectura pues ello favorece  no solo al escucha del relato sino a toda la producción editorial.

El caso de adultos abocados a la escritura infantil, es loable destacar cuando no son profesionales en el ramo. Personas interesadas en enseñar la conservación del ambiente y la historia local por medio del hilo conductor de voces infantiles en el caso de Cuentos de Lobomar de Luis Martínez Wolf  creador de los personajes Anamar y Totó.

Detallar sobre relatos empalmados con la creación de cuentos nos lleva a las leyendas y a los mitos. Los grandes cuentos infantiles recuperan la tradición de las voces concatenadas con los misterios de las estepas rusas, así tendremos versiones distintas de Cenicienta incluyendo a la de Charles Perrault y de lado de Occidente de la Selva Negra, como sucedió con los famosos hermanos Grimm,  propalados y difundidos hoy, en cine y versiones televisivas.

En la México grandes escritores han acrecentado su caudal narrativo a través de cuentos infantiles: Ignacio Manuel Altamirano, Felipe Garrido, Ethel Krause, Vicente Leñero, Hernán Lara Zavala y en Veracruz Esther Hernández Palacios, Luis Arturo Ramos entre otros. Todos ellos revaloran y dignifican la esencia del relato infantil como ese cimiento de  acción comunicativa entre los adultos y el niño.

Luis Martínez Wolf  en la sintonía de compartir las materias de su interés con la mentalidad en formación, los pequeños, se da a la tarea de compilación y edición de Cuento de Lobomar donde la inmensidad del océano y las criaturas marinas son el acicate para la aventura en transportación al sueño.

Quimeras, desenfados, la geografía veracruzana: Huitzilapan, el Islote de San Juan de Ulúa, las Costas del Golfo y la ruta de los Conquistadores, en tierra, la Sierra de Maltrata, la Mixtequilla, forman los escenarios de un conocedor de los usos y costumbres de la entidad y sus  contrastes el café y  la vainilla,  el carnaval y el  credo cristiano, danza y rosarios de silencios, sincretismo de pieles e ideologías donde Martínez Wolf explora cual hombre de mar puertos y aguas cálidos y simultáneamente agrestes.

En este conjunto de cuentos Martínez Wolf recupera la pasión de hombres y grandes escritores por el mar:  Ernest Hemingway,  ( El Viejo y el mar) Herman Melville ( Moby Dick)  Josep Conrad (  Un paria de las islas,  El espejo del mar, Tifón, El Pirata)  Stevenson  (La Isla del Tesoro) portadores de la comunión entre  el espíritu, la aventura y el deseo de apoderarse del misterio de las profundidades de los piélagos.

Recomendamos la lectura de Lobomar  hacia el punto referente de la cruzada de Veracruz hacia México y el  mundo,  como puente cartografía y sinergia de mentalidades, cuerpos  con  capacidades de  amar y desenfrenarse en  y para el devenir.