Opinión

Manuel Zardain: La pintura como discurso social

Por Ivonne Moreno


En la mayoría de las ocasiones cuando visitamos algún museo o galería y tratamos de aceptar primero de manera óptica y luego anímica la propuesta plástica de un realizador, casi todos nos atamos a nuestros códigos de belleza.
Así aceptamos o rechazamos lo figurativo o lo abstracto a medida de lo explicable a nuestro entendimiento o gusto.
Cuando se nos a citado a la Pintura como referente de denuncia social, por lo general se inscribe a los tiempos de controversia o de adversidad sufridos en el seno de un pueblo, nosotros como mexicanos tenemos a los Muralistas atados al proceso revolucionario de 1910 y a la política vasconcelista del aprendizaje de la Historia a través de la decoración de los edificios públicos.
Pero ¿qué sucede cuando un pintor en nuestros días, decide hacer la denuncia de una problemática humana por medio de su discurso plástico?
Pues poco común, a pesar de los graffitis y de las propuestas alternativas del arte conceptual, casi todo es de soslayo, salvo excepciones, a mi memoria viene Daniel Lezama, casi toda la pintura tiene otros enfoques existenciales, ello no es ni bueno ni malo, simplemente asì se les da a los creadores.
La sorpresa para nosotros es Manuel Zardain, quien además de pintar la esencia de Veracruz y sus costumbres, nos sorprende pintando temas de interés de raigambre social con matices políticos como la migración.
Zardain es un pintor de la alegoría y la fiesta, casi toda su temática se centra en la liturgia y de manera indistinta, casi ambigua pues sus personajes no tienen rostros.
Todos y cada uno de ellos son intemporales, puede ser parte de un carnaval de principios de siglo XX o del recién festejo al rey Momo o si detallamos en sus fandangos pueden ser en días festivos en el puerto de Veracruz o en San Andrés Tuxla o en la Perla del Papaloapan.
Los personajes centrales de su pintura viene y van en el devenir y por ende al encontrase suspendidos cualquier uso temporal, nos dan el beneplácito del gozo del momento.
El aquí y ahora es la circunstancia plástica de Manuel Zardain. Su sintaxis visual nos equipara al relajamiento de tomar un torito para escuchar un zapateado o tal vez al calor de varios para poder zapatear y ser parte de los sones, montunos o de la negritud, pero compases del dechado de alegría de la gente de la Costa.
Pero simultáneamente se ocupa y se preocupa de los   problemas de nuestra realidad y ello aumenta su mérito pues de nueva cuenta lo ubican como ese realizador de personajes sin rostros, encaminados a la adversidad.
Haga sus propias conjeturas y visite los sitios de web de Manuel Zardain, enamorado también de la luna sobre el mar y la magia de Agustín Lara.