Opinión

Ulises Mora: Pas Plástico

Por Ivonne Moreno


El movimiento es parte esencial de la vida. Todo y todos nos movemos en tiempo y espacio. En el arte, el movimiento es fundamental para el diseño, estructura y comprensión de su contenido.
En la danza, el movimiento permite al ejecutor, no solo el dominio de su cuerpo, sino asimilar y dejar asimilar las ejecuciones de las extremidades con el cerebro y   con su sensibilidad. De tal modo y con música acorde, el danzante se torna una espiral, un caudal, ráfaga de luz en distintos contextos, pero de manera especial sobre el escenario
Cuando sumado a ello, alguien registra a manera de boceto y pintura los giros gráciles y sensuales de la danza, los arabesques, los pliés, los datos acerca de la danza resultan magistrales.
En la historia del arte las bailarinas de Edgar Degas son irrepetibles. No obstante, varios pintores han ingresado al campo del ballet y la danza con resultados óptimos, Tolulouse Lautrec y en nuestros días Fernando Botero, José García Ocejo y Ulises Mora.
Ulises Mora hace permisible, ingresar a la intimidad de este arte, con su fino planteamiento de acuarelas, ellas son una mirada diferente al armonioso compendio de la danza.
Fuera de la costumbre de disfrutar las coreografías clásicas del ballet, donde estamos pendientes además del argumento, del vestuario, la escenografía y los atuendos de los bailarines, está el momento de comunión entre los ejecutantes y el público.
Este crucial, pues es donde los intérpretes y el clímax de su entrega en la obra, es el desglosado por Mora, como adagios y allegros de lluvia de colores suaves, mediatizando la fragilidad de sus cuerpos ante la materialidad del gozo.
Tales circunstancias son tan cortas y difíciles de atrapar, pero allí como un pas ingrávido, casi cósmico, se desliza la acuarela de Ulises Mora, pendiente de las zapatillas, los tules y la ritualización de los giros y las puntas.
La tesitura de los enunciados plásticos de Mora apenas perfilan una pequeña distancia entre el corazón de la ejecutante y anhelo por alcanzar la altura pertinente de los vuelos de los guiones trazados en decurso de la obra… prolongando el silencio entre la postura de las bailarinas y su catártico encuentro con personajes míticos.
Ballet y pintura son legendarios amantes, sus secretos se develan ante nuestros sentidos en la percepción de los compases de músculos y tendidos de manos y pies, en la vorágine de volverse constelación o agua, elementos fundamentales para Ulises Mora, para convertirse en seda, raso, cinta, pluma alrededor de la sienes y cintura de las primas donas.
Ulises Mora nace en ciudad de México, pero vive parte de su infancia en Tabasco, es hermano de Ángel Mora el creador de Chanoc, mismo con el cual hace comics por algunos años.
Su interés por la Danza lo ha llevado desde el año 1980 a pesar de haber incursionado en temas como Gatos, Arqueología Maya, Indígenas de Oaxaca. Tiene el premio Cabeza Olmeca otorgado por el gobierno de Tabasco, premio compartido con José Luis Cuevas.
El pintor Ulises Mora se presentó este junio en el Clavijero adornando el Festival de Danza de la Escuela Petit Pas dirigida por Leslie Pineda.