En el reciente libro publicado por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, Los retos que enfrentamos, analiza su estrategia de seguridad y reconoce su error de comunicación en la lucha contra el crimen organizado, que la oposición llamó “la guerra de Calderón”.
Calderón sostiene que no hubo tal declaración de guerra y que la participación de las fuerzas federales en los estados y municipios se debió a la incapacidad o pasividad de autoridades locales con el crimen organizado. Ante las crecientes quejas de grupos de ciudadanos al Ejecutivo Federal sobre la complicidad de autoridades locales en secuestros y extorsiones, no quedó –dice Calderón- más opción que entrarle a suplir la ausencia de autoridad en los Estados, como actualmente lo hace el Presidente Peña Nieto, estrategia cuyo partido le criticó a Calderón.
En cuanto a su legado económico, el ex presidente, en el capítulo Crisis y competitividad de la economía, señala que durante su gestión aumentó la competitividad global del país. La dejó en 2012 en el lugar 53 en el Índice del Foro Económico Mundial; en 2014 cayó al lugar 61, 8 lugares.
Ante la crisis global iniciada en 2008, tan o más grave que la de 1929, se actuó con prudencia -dice Calderón. El aumento del gasto público fue temporal y complementado con austeridad en el gasto corriente. Calderón pidió al Congreso eliminar tres secretarías: Reforma Agraria, Función Pública y Turismo, incorporando sus funciones a otras dependencias; la oposición, PRI y PRD, en el Congreso, no apoyaron esa reducción, como tampoco la implementación de las Reformas estructurales.
Calderón heredó un crecimiento de casi el doble del que tenemos actualmente (3.9% en 2012 contra uno esperado de 2% en 2014), una inflación menor a la actual (3.6% en 2012 contra 4.2% a septiembre de 2014), un déficit de 2.6%, (para
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Profesor de Economía Política