Opinión

Ojos del alma

Por Trixia Valle Herrera


Cuando está más oscuro y frío es porque ya va a amanecer; antes de una mejora, los pacientes tienen a emporar, lo que llaman crisis curativas; antes de salir de un problema a veces parece que se pone peor… Leyes de la vida. Cosas que suceden así. Y suceden así para que sigamos conservando la fe en una curación, en un nuevo amanecer y en el final de una situación.

Parece una tarea fácil el hacerlo y el poder seguir adelante con fe en cada circunstancia, sin embargo, y por lo general no lo es. Hay una historia de un hombre que hizo un hoyo buscando oro por 2 años y cuando estaba a un metro de hallarlo vendió la mina. También hay otra historia de un hombre que vendió la fábrica de juguetes más grande del mundo, unas semanas antes de que llegara el pedido más grande de la historia para las famosas muñecas que cambiaron una era.

Tendemos a no seguir creyendo por miedo a desilusionarnos, por miedo a que no llegue lo que queremos. Ese miedo nos aleja de nuestros sueños y con ellos, nos aleja de la solución. Los grandes filósofos de la historia nos han tratado de explicar de mil maneras que a pesar de la evidencia, a pesar de los diagnósticos, a pesar de ver tu cartera vacía… sigas viendo en tu mente la imagen que quieres alcanzar para que esta llegue y si la mantienes por un espacio de tiempo suficiente, eso que miras con los ojos del alma, llegará cuando menos lo esperes (así operan los milagros, son inesperados).

En las relaciones interpersonales, es aún más difícil seguir creyendo; cómo alguien que nos acosa o molesta, dejará de hacerlo; cómo un hijo rebelde, regresará al camino; cómo un matrimonio roto, volverá a ser el de antes. Sin embargo, la regla es precisa y clara, tanto en las cosas materiales, como en los asuntos emocionales y de las relaciones con los demás. Seguir creyendo con el corazón, seguir sosteniendo la imagen de cómo queremos que sea esa situación y creer en ella es el bálsamo que pronto nos llevará a verlo frente a nuestros ojos. Si lo puedes ver con los ojos del alma, lo podrás ver con los ojos del cuerpo. ¡No tengas duda! Sólo cree y cree y cree porque el cielo vive en ti.