Opinión

Reflexiones en el devenir de mi vida

Por Ramón de la Peña


Segunda parte

 

Dicen los que saben que con el tiempo, el buen vino se añeja, su calidad se reconoce, su valor se justifica y se aprecia. 

Lo mismo sucede con las buenas personas, con los buenos profesionistas, con los buenos padres, con los buenos líderes, con las buenas organizaciones, con las buenas personas: El tiempo las añeja, al paso de los años su calidad se reconoce, su valor se justifica y se aprecia. 

Estas ideas vinieron al estar compartiendo con ustedes estas reflexiones que yo recomendaría seguir para dejar una huella importante en nuestra familia, en nuestro trabajo, con nuestros amigos y en nuestra comunidad.

Continúo con las siguientes recomendaciones:

6. Hay que preocuparse, pero también hay que ocuparse. Cuántas veces hemos escuchado: "Estoy preocupado por la falta de empleo, la inseguridad, el colapso ecológico, la violencia intrafamiliar, la drogadicción en la juventud, el rezago educativo"; ¿y luego?, preguntaría una persona muy cercana a mí. Tenemos que estar del lado de las soluciones, de las acciones, del "déjame ayudarte", del que hace mucho con lo que sabe. Ya hemos pasado mucho tiempo lamentándonos de los problemas, dando excusas, evitando involucrarnos al decir: ésa no es mi bronca, quien debe resolverlo es el Presidente, el Gobernador, el Alcalde o la Divina Providencia. La vida es muy breve para estar sólo quejándose o reflexionando. Efectivamente, nunca alguien sabrá de lo que es capaz hasta que no se involucre y lo intente.

7. Recuerde que quien mira mucho hacia atrás, se tiende a inmovilizar para no chocar. La sabiduría popular dice que "Quien al arar vuelve la vista atrás, torcerá el surco". Efectivamente, la vida la tenemos que vivir viendo hacia delante para no torcer el surco de nuestra vida, para poder estar atento a las oportunidades que nos ofrece la vida. Sólo cuando nos involucramos en el proceso de crear nuestra propia vida es cuando realmente podremos apreciar el resultado de nuestra jornada.

8. El arte de vivir se consolida si se puede hacer algo que sea importante, que nos guste y que además nos paguen bien por ello. Se consolida si se tiene a alguien por quién hacerlo y por quién vivir; si se tiene a alguien con quien compartir la vida; la vida tiene sentido cuando se tiene un sueño por el cual vivir. Si a esto se añade una buena dosis de lectura, de curiosidad, de reflexión, de imaginación, de creatividad, de generosidad y de solidaridad con los que menos saben y tienen, cuánto mejor.

9. Hay dos tipos de activos que producen mucha confianza en quien los tiene: los saberes y los ahorros. Si usted los tiene, felicitaciones, nunca tendrá temor a perder un empleo, porque usted podrá decir: yo soy muy valioso porque sé y sé hacer mucho con lo que sé, y además tengo ahorros que me permitirán vivir un buen tiempo sin sobresaltos económicos. De las cosas que más recuerdo de mi papá era su hábito del ahorro para los años malos. El nunca fue un empleado; él fue un agricultor muy emprendedor, responsable y trabajador, que sabía que tendría años de abundancia y años de vacas flacas, y que el ahorro era indispensable para sobrellevar los años malos y para tener recursos para dar de comer, vestir y educar a la familia con la que él se responsabilizó como jefe de familia.

10. La vida puede cambiar en un instante, en un instante lo pueden despedir, pueden abrir la frontera a la competencia, en un instante puede tener un accidente, le puede dar un infarto. Vivir una tragedia ayuda a volver a poner las cosas en su correcta perspectiva. Muchas veces es muy doloroso pasar por un instante así pero, si esto ocurre, debemos evitar caer en la cárcel del miedo, de la culpa o del remordimiento. Cuídese, haga ejercicio, trabaje para vivir, no viva sólo para trabajar; recuerde que ningún empleo por más retador, gratificante o motivador sea, compensa perder un hijo, una pareja, una familia o una vida trabajando como borrego, tigre o puma "loco" con el trabajo. Saludos y que pasen una excelente semana...