Opinión

Metamorfosis: Piñatas y Alebrijes, este diciembre en el Museo de la Ciudad

Por Ivonne Moreno


 

Plástica de: Hilda Verde, Mercedes Name, Helen Sánchez, Conchita Viyella, Irene García, Jimena Grueso, Lydia Maitret, Ingeborg Lara y Bernardo Antonio Pérez

Ya desde el propio título la muestra colectiva formada por: Hilda Verde, Mercedes Name, Conchita Viyella, Irene García. Lydia Maitret, Jimena Grueso, Ingeborg Lara y Bernardo Antonio Pérez: Metamorfosis: Piñatas y Alebrijes implica además  de un juego de palabras, una serie de lecturas llevadas de la mano de cada una de las personalidades involucradas en mencionado acto lúdico de palabras, líneas, colores, formas y técnicas.

Desarrollando  por sí mismos una semántica visual en códigos:

Metamorfosis suele  asociarse a mariposas ( la mayoría de la expositoras son mujeres y todas ellas han cambiado, cambian)  Metamorfosis  también se asocia a Kafka , como un metabolismo no deseado para sobrellevar la monotonía,  este conjunto de plásticos  lo  rompen en  y exponen un  planteamiento luminoso, provocativo, expectante.

Piñata  simboliza la celebración y la expiación de pecados: el revestida de un encanto estético para alejar la envidia, la pereza, los abusos carnales, la ira, el egoísmo, la banalidad,  postura crítica sintonizada en cada obra .

Alebrijes,  criaturas fantásticas, concatenadas al arte mexicano por ser producto de la imaginenería  popular en torno al miedo ya negación del subconsciente.

Utensilio para romper, cambio, seres extraordinarios, son  constantes en la fecunda la creatividad de  quienes conforman  dicho colectivo.

De  Bernardo Antonio Pérez, descubrimos una vez más  su fijación y compromiso con la gráfica, el tema le vale para expresar con combinación de colores y materiales lo prescindible a su juicio en el campo visual, “la utilización del papel como vaso comunicante,  el enunciado en sí, de su obra continua siendo  la ductilidad del mismo, manifiesto en conjuntos explosivos de composición y luz.

Hilda Verde por parte se suscribe a la antonomasia del Alebrije, criaturas  sorprendentes al borde del sueño cual terreno febril de Pedro Linares, sustancia  de  oscuridad y  de lo aciago, los alebrijes de Hilda tienen un aparente parecido a los típicos,  pero también sabor a pecado, y por ello tienden a romperse,   como las piñatas.

En círculos concéntricos la metamorfosis o distanciamiento de pieles para dejar nacer  un nuevo ser; y de paso apreciar  la vorágine plástica de Mercedes Name e Ingeborg Lara, para subrayar la tendencia femenina hacia el perfeccionamiento en aras de la ruptura, dejar ser para renacer.

Helen Sánchez sublima la tercera dimensión y  de varias maneras se abraza a las criaturas de la noche. Su figurativismo desdibujado es una sentencia al umbral de la pesadilla en el colectivo, tal vez la magia salva a sus esculturas respaldadas por su pintura de sutil onirismo.

Y de estado de sopor y cansancio podemos pasar al estado profundo del descanso, donde el cuerpo no quiere separarse del encanto del inconsciente  para en aras de crear todo se convierta en un extraordinario sueño: volar sobre ciudades, poner trampas a lo cotidiano, al tedio y pintar: Conchita Viyella, Irene García, Jimena Grueso y Lydia Maitret , suturan lo trivial para dar paso a la sorpresa, paso de júbilo al romper una piñata,  a la alegría, por el  amarillo- rojo deslumbrante de los alebrijes y a  lo dinámico de la vida, sinergia y destello de la metamorfosis.