Que la corrupción tiene un alto componente cultural, es innegable porque moldea de modo inconsciente nuestra percepción. La cultura tiene que ver con la vida cotidiana de un país o región.
Sin embargo, también es incuestionable que la solución está en la estructura gubernamental. Sólo desde el poder, -si hubiese voluntad política-, se pueden erradicar estas prácticas dañinas para la moral pública.
El presidente Peña Nieto, en un discurso que ofreció hace dos o tres meses, calificó a la corrupción como un tema cultural, con lo cual se transfiere a la sociedad mexicana la responsabilidad de combatir y erradicar esta problemática.
Esto es válido, pero representa el camino largo y un país como México, -con los ánimos exacerbados-, no puede resolverlo de este modo. El atajo está por el ámbito gubernamental y se resuelve desde el ámbito jurídico, creando mecanismos que dificulten los arreglos entre personas y por otro, encarecer estas prácticas al grado de que no sea rentable sucumbir a la tentación.
Tan es un asunto gubernamental, que es reflejo de un deficiente sistema que se remonta a las prácticas partidistas de selección de candidatos.
Para llegar a una candidatura electoral, es necesario que el militante que aspira al cargo financie con recursos propios las actividades promocionales previas a la nominación, por lo cual el aspirante debe comprometerse con patrocinadores que aportarán esos recursos económicos, de forma tal, que cuando llegan al cargo a través una elección exitosa, llegan comprometidos a pagar los favores, la ayuda y el financiamiento, lo cual, -a final de cuentas estimula la corrupción.
De este modo, nuevamente vemos que la corrupción debe combatirse desde el ámbito gubernamental. Por ello en México un cargo público de alto nivel y adquirido por la vía del voto, se considera un negocio.
La corrupción, -por los altos niveles de exigencias de los funcionarios que la practican-, se ha convertido en asunto prioritario.
El Premio Alemán de Periodismo, Walter Reuter, escogió el tema “corrupción” para evaluar y premiar a los mejores artículos sobre este tema.
Las elecciones intermedias del 2015 estarán marcadas por el impacto del fastidio ciudadano respecto a la corrupción.
Por tanto la corrupción es un asunto que nace en el ámbito ciudadano de los valores morales, pero se resuelve con disciplina y voluntad política y se sustenta en el ejemplo.