Opinión

El Islam, el despertar del tigre

Por Ricardo Homs


Los ataques terroristas que iniciaron en París en contra de la revista satírica Charlie Hebdo, que ocasionaron doce asesinatos y otras dos acciones violentas, para sumar en menos de una semana 20 muertes, -además de las amenazas de Al Qaeda de planificar nuevas agresiones-, nos retratan una visión de futuro.

La radicalización y la intransigencia, -ya no ideológica-, sino religiosa, es el mayor riesgo al que nos enfrentaremos.

La seriedad con que los musulmanes practican su religión debe ser respetada como un principio básico de convivencia.

Desde 1988, en que el autor indobritánico Salman Rushdie, -radicado en Inglaterra-, fue sentenciado a muerte por el Ayatola Jomeini, por considerar que su novela Versos Satánicos ridiculiza su religión, se descubrió lo riesgoso que es ofender al mundo islámico.

Éste tuvo que vivir en la clandestinidad durante varios años, pues se había ofrecido recompensa de tres millones de dólares a quien lo asesinara.

Hoy la supuesta ofensa de la revista Charlie Hebdo a Mahoma constituyó el pretexto para que se desatara esta ola de violencia en Francia.

Cabe destacar que en Francia y algunos otros países de Europa ha empezado a desarrollarse un naciente sentimiento xenófobo en contra de los extranjeros, - o descendientes de éstos-, provenientes de regiones de África, lo cual genera tensión y conflicto. El problema es grave, pues se estima que en Francia habitan cerca de cinco millones de musulmanes.

La globalización es precisamente quien está despertando rivalidades culturales y religiosas entre los países que se están integrando en lo comercial y en lo económico.

Se está generando un fuerte renacimiento de culturas locales y rescate de tradiciones dentro de los países islámicos.

La fotografía que aquí se presenta corresponde a Afganistán en 1980, -y como podemos ver-, era un país casi occidentalizado, donde la mujer tenía libertades similares a las de las europeas y norteamericanas,  -por dar ejemplos-, muy diferente del país que es hoy.

Se ha retrocedido varios siglos en lo referente a libertades, como consecuencia del rescate del fundamentalismo y sus valores religiosos, centrados en la familia regida por el hombre y la mujer relegada y sumisa, aceptando las reglas de la sociedad masculina.

El mundo está retrocediendo para empezar a vivir la misma confrontación religiosa de la época de las cruzadas, -hace exactamente mil años-, pero con un componente adicional propio de esta época… la globalización del conflicto.

Hemos transitado de la confrontación ideológica que caracterizó al siglo XX, -insertada en la lucha de clases y concluida simbólicamente con el desmembramiento de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín-, a la confrontación religiosa. El mundo tiende a dividirse en dos grandes bloques, el occidental con sus aliados de oriente y como contraparte el Islam.<p>

La única forma de despresurizar este conflicto está en asumir una actitud de respeto a los símbolos religiosos islámicos.