Opinión

Educación del carácter

Por Roberto Matosas

Educación del carácter


¿Qué es la educación del carácter?, se pregunta Alfonso Basallo. “El carácter puede ser cultivado y puede corromperse. Y es multidimensional, dado que combina el pensamiento, la emoción, la motivación y la acción”. El reto es conseguir “una vida lograda” (Aristóteles). La cultura per se no es garantía de ejemplaridad moral (pensemos en los cultos y crueles jerarcas nazis).

La UNIR y la Universidad de Navarra organizaron unas jornadas sobre Educación del carácter cuyas ponencias se recogen en este número. 

Ed Brooks dirige el Oxford Character Project, iniciado en 2014. Su misión es investigar y entender qué significa en nuestra época educar el carácter de forma integral y desarrollar programas para ello. Los estudiantes tienen la necesidad de educarse en la virtud, porque saben muy bien que las vidas virtuosas son inspiradoras. Con la pandemia, este aprendizaje ha pasado de exclusivamente presencial a híbrido. “No cabe duda de que la universidad de Oxford produce pensadores y líderes, pero ¿produce pensadores sabios y buenos líderes?” “Cultivar el carácter en la universidad. Comporta un bien público: las vidas virtuosas no son simplemente beneficiosas para el individuo, hacen que el mundo sea un lugar mejor para vivir“.

Para cultivar el carácter hay siete estrategias:

  • Hábitos a través de la práctica.
  • Reflexiones sobre la propia experiencia.
  • Compromiso con ejemplos virtuosos.
  • Diálogos que aumentan la alfabetización de la virtud.
  • Consciencia sobre las variables de contexto.
  • Recordatorios morales y
  • Amistades de responsabilidad mutua.

Tyler Vanderweele, director del Harvard Flourishing Program, ha establecido cinco requisitos de florecimiento: felicidad y satisfacción vital, salud mental y física, tener un propósito en la vida, carácter y virtud, relaciones sociales cercanas. Cuenta con 12 investigadores a tiempo completo y fomenta la prosperidad colectiva y la interdisciplinariedad. “El florecimiento es fundamentalmente un estado en el cual todo en la vida de una persona, o al menos las cosas más importantes en la vida de un ser humano, funcionan bien“. Séneca se preguntaba: ¿por qué debemos educar a nuestros hijos en las artes liberales? Porque estas artes no dan virtud, pero sí preparan a la mente para aceptar la virtud. ¿Cómo? Aportándonos el vocabulario moral que nos permite razonar de forma ética, reflexionar sobre nuestras vidas, sobre nuestra historia. Se trata de amar la sabiduría. “Lo contrario de la curiositas es la studiositas que frena el deseo descontrolado de todo conocimiento, y empuja al hombre a conocer lo que le conviene saber”.

¿Modelos para la educación del carácter? En esta revista se tratan dos: Sócrates y Cicerón. 

Sócrates y la búsqueda de la perfección del alma. “Sócrates es el fenómeno pedagógico más formidable en la historia de Occidente” (Werner W. Jaeger, Padeia, 1933). El mérito auténtico reside en el carácter, y éste en el espíritu, en el alma. “Para Sócrates la mayéutica no es una manera de entretener egos y capturar la atención mientras uno se esconde en un rincón de la tertulia. Si no existe la verdad, es un método innoble donde el resultado final termina siendo indiferente“. Por eso, el primer rol de un/a auténtic@ entrenador/a (de mentes y de almas) es hacer como Sócrates. Se trata de dejar volar el diálogo libremente y, a la vez, liderarlo a través de las preguntas: liderar para liberar. Verdad, virtud y autoconocimiento. 

Cicerón “superstar”. Marco Tulio Cicerón destacó tanto en la política (orador, senador y cónsul) como en la filosofía. “Compartía la opinión de Aristóteles de que el arte de gobernar y la búsqueda del conocimiento eran las más elevadas vocaciones para aquellos que tuvieran talento y coraje para seguirlas.” Sostenía, como el de Estagira, que “la excelencia moral es una cuestión de práctica, pero le parecía evidente que su campo de pruebas más importante era el gobierno del Estado. Los filósofos, decía, elaboran teorías sobre la justicia, la decencia, la moderación y la fortaleza, pero los estadistas son los que realmente deben establecer las condiciones para fomentar las virtudes que son necesarias para el buen funcionamiento de la política.” “Durante su mandato como cónsul, prestó lo que él consideraba su servicio más importante a Roma al liderar la represión de la conspiración de Catilina, un intento de golpe de Estado por parte de un joven aristócrata con gran tirón popular”. Cicerón tomó partido por Octavio, éste pactó con Marco Antonio y el Emperador le mandó capturar y asesinar. Por orden de Marco Antonio, su cabeza y sus manos fueron expuestas en el Foro. “En su ensayo De Officiis («Sobre los deberes») reflexionó sobre la dificultad de decidir qué hacer cuando lo aparentemente correcto choca con lo aparentemente ventajoso“. 

También en ‘Nueva Era’, el politólogo Francis Fukuyama se pregunta ‘Cómo salvar la democracia de la tecnología‘. Acabando con el monopolio informativo de las grandes tecnológicas. 

Jorge Lago Blanco se cuestiona si ¿Tiene futuro el capitalismo? Su ausencia de alternativas no ha favorecido su legitimidad como sistema social. “Un capitalismo sin capacidad para imaginar el futuro y sin el ambivalente impulso modernizador que siempre lo acompañó es un capitalismo debilitado, afectado por una u otra forma de crisis”. Estamos adentrándonos, sin duda, en la economía del talento (“talentismo”), más allá de la economía del capital. “¿Se podría hablar de capitalismo bajo la dictadura del general Pinochet? ¿Es correcto hablar de economía capitalista china?” (María Blanco). 

Además, la reseña de tres libros estupendos, dos de ellos reseñados en este Blog: ‘Entre águilas y dragones. El declive de Occidente‘ de Emilio Lamo de Espinosa y ‘La modernidad desolada de La tierra baldía’ de Ignacio García de Leániz, coincidiendo con el centenario del poema de T. S. Eliot.

fuente: Juan Carlos Cubeiro, abril 1.2022  (‘Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, cuyo tema principal es “Educación del Carácter”).